Revista Sociedad

Los últimos días del verano

Publicado el 03 septiembre 2019 por Salva Colecha @salcofa

Esta noche ha sido de tormenta en la playa. El viento silbando, los truenos y relámpagos en un mar picado y lleno de olas nos devolvían un espectáculo fascinante con un ambiente Los últimos días del veranocomo de cuadro de Turner, me encanta mirar el mar en mitad de la tormenta, fascinante, amenazador aunque mis sentimientos son contradictorios al intentar imaginar que puede ser una mar brava a bordo de frágiles esquifes, sin rumbo y sin destino, pero claro, se empeñan en hacernos creer que esos seres humanos “no cuentan” y ¿sabes? Al final conseguirán que les creamos y entonces puede que seamos los próximos “invisibles” y querremos que nos escuchen.

La temperatura ha bajado como queriendo recordarnos que el paso de los días es imparable y que el verano ya nos deja. En nada los últimos “veraneantes” habrán abandonado el

Los últimos días del verano
paseo y los bosques de sombrillas desaparecerán sumidos en un estado de hibernación en cualquier rincón del trastero a la espera de la llegada de otro verano en el que volver a la atestada playa, siempre que la economía de la casa lo permita porque estos días parece que no nos acordemos de que son miles de familias las que este año no han podido desempolvarla y ni siquiera han podido salir de la ciudad vacía y desangelada un fin de semana.

En unos días las sombras se alargarán ganando la batalla al Sol y el silencio, roto alguna vez en casa por algo de Chopin  o Debussy(raro que es uno) borrará la música de los chiringuitos.

Los últimos días del verano
Llegan las primeras lluvias que golpearán en el cristal  y marcharán los últimos turistas porque como cantaba Amaral “no quedan días de verano” (¿viejo? Pues te juro que esta mañana he escuchado en la escalera a alguien que tenía puesto al Dúo Dinámico con “El final del verano, es gente mayor que abandonaba el apartamento con unos enormes lagrimones en los ojos y se despide como si fuese el último año, ¿Quién sabe?). Devolverán la playa al mar que se la quedará, con su perpetuo rumor, en una soledad solo rota por alguno de los que nos acercaremos en invierno para pasear por la playa con cierta nostalgia y sumirnos en nuestros pensamientos. En unos días la vorágine habrá pasado y todo será un sueño, un recuerdo de los días largos de un verano que parecía no acabar nunca. Un recuerdo de esos que los niños no olvidarán y que quedarán en su memoria como los días más felices de sus vidas y que idealizarán hasta el infinito.

Los días de comer hasta hartarse y acampar en el chiringuito hasta las tantas darán paso a las tardes lluviosas en el comedor de casa, a la vuelta a la realidad del combate gris del día a día por seguir adelante. En un mundillo que cada vez más hostil porque parece que haya olvidado sus principios más básicos y en el que parece que todo el mundo haya olvidado a

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los que de verdad resultan perjudicados de todo este espectáculo bochornoso que hemos vivido durante todo este verano que ha pasado en blanco. Seguimos sin actividad legislativa, continuamos a la bartola sin que se atiendan los problemas de aquellos que necesitan una ley que les facilite seguir haciendo algo tan legítimo como vivir. Ellos son los verdaderos perjudicados de no tener gobierno. Los economistas nos dirán que las finanzas se resienten pero parece que olviden que si no hay ayudas a los dependientes o subsidios a los parados (por mencionar alguno de los tropecientos frentes abiertos) no hace falta hablar de mucho más porque un gobierno que olvida a sus necesitados no merece ningún respeto. Espero que ellos, nuestros políticos también guarden sus tumbonas y sombrillas en el trastero y vuelvan a la ciudad, a hacer algo que parece que hayan olvidado, trabajar.


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