Ciencia ficción con denominación de origen
Los últimos días pertenece a una nueva generación del cine español que se adentra en los terrenos del cine fantástico y del thriller sin ningún complejo. Estoy hablando de películas como Eva, REC, Hijo de Caín, etc., que son capaces de mirar al cine americano de frente y a menudo ganarle la partida aportando un plus de originalidad y profundidad que últimamente es difícil encontrar en muchas superproducciones yanquis. De todas ellas, quizás sea ésta una de las más recomendables para alguien que quiera reconciliarse con el cine patrio, ya que ver las calles de una Barcelona postapocalíptica tiene su aquel. Estamos acostumbrados a que sean otras ciudades, Nueva York sobre todo, las que se vayan al garete una y otra vez en el celuloide.
Álex y su hermano David Pastor (directores), se formaron en gran medida en la escuela de Hollywood y eso se nota. Su primer largo, Infectados (2009) que tenía también una trama apocalíptica, fue producido y dirigido en EEUU. Antes de eso, ya habían llamado la atención de la poderosa industria americana con cortos muy premiados. En este sentido, os recomiendo que veáis el trabajo fin de carrera de Álex, larutanatural, pues merece la pena. Esta influencia americana se deja notar en varios de los aciertos que tiene el film: el sentido del ritmo y del espectáculo, el manejo de fórmulas narrativas algo trilladas pero siempre efectivas o el uso intensificador de la banda sonora. También en ciertos defectos, como el uso de determinados clichés o unos diálogos que resultan a veces demasiados explicativos, cuando la historia se cuenta bien por sí misma.
Precisamente este es uno de los grandes aciertos: la elección del apocalipsis que se cierne sobre Barcelona (y el resto del mundo) y el hecho de que no se llegue a explicar directamente la causa. Es una idea que me recuerda a lo que más me gustó de El Incidente de Shyamalan. Pero donde la peli del cineasta indoamericano se estrellaba, Los últimos días no hace sino levantar el vuelo. Como casi todas las historias de ciencia ficción que merecen la pena, acaba justo donde más nos gustaría que siguiera la historia. Bien por los Pastor.
Ese sabor a vieja serie B
En muchas pelis de ciencia ficción disfruto más los momentos en los que los efectos especiales se aquietan para dejar hablar al guion. Y es que siempre he dicho que el mejor efecto especial que puede tener una peli es un buen guion. Pues en este caso me reafirmo: me gustan mucho más los planos de esa Barcelona subterránea, con lúgubres estaciones de metro o las casas convertidas en fortalezas que las imágenes (también llamativas, eso sí) de la superficie, obra de postproducción. Como ejemplo pongo la escena del “supermercado”, que es una de mis favoritas y se basa sobre todo en una idea y un decorado (y mucha imaginación). Y es que uno es muy fan de la dimensión desconocida, que todo hay que decirlo.
La estación de Sants ya no es lo que era
En cuanto a los actores, José Coronado resulta completamente creíble en el papel de Enrique (el ejecutivo agresivo que iba a despedir a Marc y que se ve por causa del fin del mundo haciendo tándem con él). Es un actor con un carisma y verosimilitud tal que “viste” cualquier película en la que trabaja. También me ha gustado Quim Gutiérrez en su papel de “héroe de circunstancias”. Y más normalita me ha parecido su novia Julia (Marta Etura) pero es que tampoco tenía un papel para lucirse mucho la pobre.El final… no os lo voy a contar, tendréis que verla. Os la recomiendo en especial si os gusta la ciencia ficción (con mensaje) y si queréis ver una peli española que se aparta completamente del tópico. Si os animáis o si ya la habéis visto, no dudéis en pasaros por aquí y contarme que os ha parecido.