Revista Viajes

Los últimos humedales de la Península Ibérica

Por Qnatur
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¿Te imaginas Doñana, Villafáfila y Gallocanta transformados en campos de cultivo? A punto hemos estado y por suerte nos hemos librado de ello. Te lo contamos.

Durante siglos los humedales han sido considerados lugares insalubres y fuente de toda suerte de plagas y enfermedades, como las fiebres terciarias, la fiebre maligna o las calenturas, que era como antaño se conocía a la malaria.

En 1342 el médico valenciano Andrés Piquer escribía en su Tratado de las Calenturas que ”los vapores corruptos que exhalaban los arroces contagiaban a su moradores”. Es por ello que los esfuerzos por desecar toda clase de humedales se remontan a la Edad Media.

la vera de doñana
Quinientos años más tarde, en 1880, se descubre que es un parásito el causante de la malaria y poco después que los mosquitos son los transmisores de la enfermedad. Es entonces cuando se radicaliza la cruzada contra los humedales y en 1895 se aprueba un Decreto que declaraba como zonas insalubres a las lagunas y terrenos pantanosos y encharcados.

Pongámonos en contexto. A principios del S XX las condiciones de higiene y salubridad pública todavía eran muy malas, lo que se refleja en una esperanza de vida para el hombre de 41 años y de 43,5 para la mujer. Mejorar esto era una prioridad.

En 1910 la “Inspección para el Saneamiento del Campo” estimó que anualmente contraían la malaria entre 500.000 y 800.000 personas y que para controlar la enfermedad había unas 400.000 ha de humedales por desecar. Poco después, en 1918, se aprueba la Ley Cambó, que ha estado vigente hasta 1985. Promovía la desecación de humedales para lo que ofrecía todo tipo de facilidades, incluso la propiedad de la tierra, con lo que se acelera la desecación de miles de hectáreas por todo el país.

Humedales desecados en España

Aunque hemos visto que los intentos por acabar con los humedales se remontan a muy antiguo, no cabe duda de que  alcanzó su mayor impulso a mediados del siglo pasado.

Se estima que en los últimos 200 años se ha perdido más del 60% de las zonas húmedas del país. La lista de humedales desecados sería interminable, pero algunos de los más significativos son:

La Janda (Cádiz). Llegaban a inundarse hasta 4000 hectáreas y era una zona muy importante para las aves, en donde incluso nidificaban las grullas. Las obras de desecación se inician en 1829 y culminan en 1960. Aunque hoy está transformada en campos de cultivo los escasos puntos de agua que quedan, fundamentalmente arrozales y canales, atraen a miles de aves de diferentes especies.

Laguna de La Janda

Laguna de La Janda

Laguna de Antela (Orense). Llegaban a inundarse hasta 3.600 ha. Los primeros proyectos de desecación se inician en 1827 y culminan en 1963.

Laguna de Antela

Laguna de Antela

La Nava (Palencia). Se inundaban cerca de 4.000 ha. Los primeros intentos de desecación se remontan a la Edad Media, pero no es hasta 1815 cuando se toma en serio el proyecto de desecación que culmina en 1966. En 1990 se inicia un proyecto con el que se han recuperado más de 300 hectáreas de la antigua laguna que se han convertido en una de las zonas húmedas más importantes de Castilla y León. La Nava y Campos de Palencia es hoy un espacio protegido Natura 2000 y la laguna es un Humedal RAMSAR de Importancia Internacional.

Laguna El Cañizar (Teruel). Esta laguna, de 1200 ha, fue desecada en 1732. En 2013 se inició la recuperación de 411 hectáreas y hoy es uno de los humedales más importantes de Aragón.

Se salvaron por los pelos

Otros humedales corrieron mejor suerte y hoy son verdaderos paraísos para las aves que atraen a miles de personas. Algunos de los que se salvaron por los pelos están en Qnatur. Por ejemplo Gallocanta se se intentó desecar en 1897, Las Tablas de Daimiel en 1956, Villafáfila en 1972, y tampoco nos podemos olvidar de Doñana, en donde los planes de desecación, que se remontan a 1866, han conseguido destruir decenas de miles de hectáreas de la marisma original. También hay que recordar que, hasta hace pocos años, decenas de humedales manchegos eran utilizados como alcantarilla o como vertedero, pero la situación se ha revertido.

El fin de la malaria

La malaria fue finalmente erradicada de nuestro país en 1962. Los casos que se registran desde entonces corresponde a personas procedentes de países en donde todavía existe.

Pero la lucha contra la malaria tuvo otros importantes daños colaterales para la naturaleza, pues en los años 40 comienzan a sintetizarse potentes insecticidas como el lindano y el DDT, pero lo dejamos para otra historia.

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