Revista Comunicación

Los últimos románticos

Publicado el 27 noviembre 2024 por Jorge Bertran Garcia @JorgeABertran
LOS ÚLTIMOS ROMÁNTICOS

¿Qué es la vida en sociedad sino una serie de agresiones a nuestra persona? Irune es una mujer agredida por sus vecinos, por sus compañeros de trabajo, por los plazos de la Sanidad pública y por la precariedad laboral en la magnífica Los últimos románticos (2024) de David Pérez Sañudo, que adapta la novela homónima de Txani Rodríguez. La soledad de esta mujer es tan enorme que se consuela llamando al servicio de atención al cliente de Renfe; haciendo aeróbics con una vieja cinta VHS de Eva Nasarre; o pensando que los reponedores del supermercado cambian los productos de sus estanterías cada cierto tiempo para evitar que la rutina nos ahogue. Irune es un personaje complejo y, aunque en la película no se verbaliza, debe estar en algún lugar del espectro autista, rasgo de su personalidad, sin embargo, que no parece querer llamar la atención sobre el problema de este trastorno, sino plantearlo como una metáfora sobre cómo transitamos por la vida anestesiados, esquivando todas esas agresiones mencionadas al principio, toda esa falta de solidaridad, ese mirar hacia otro lado ante los problemas del prójimo. A Irune la interpreta una fantástica Miren Gaztañaga, que borda un papel de esos que son difíciles de olvidar en la memoria cinéfila: una mujer que parece ajena a todo, pero que no se conforma, que planta cara ante las injusticias. Los últimos románticos es una película que transforma la tristeza en belleza, que propone como lugar soñado a una ciudad tan nostálgica como Lisboa y que utiliza el lamento del fado como la música de los momentos felices. Pérez Sañudo nos invita a acompañar a Irune en su viaje silencioso por la vida, para ver cómo su diferencia la convierte en una compañía incómoda, para ser testigos admirados de su empeño en salvar al trágico personaje de Maica Barroso o lamentar que evite acercarse a un tipo majo y concienciado en la lucha obrera como el que encarna Erik Probanza. Los últimos románticos es una cinta preciosa sobre lo dura que es la vida para los que siempre tienen ganas de escapar o, también, de ver el mundo arder.


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