Revista Sociedad

Los valores y la crisis

Publicado el 02 noviembre 2012 por Corsojc @corsojc
Los valores y la crisisTres valores ampliamente extendidos en el plano teórico de las sociedades occidentales son la solidaridad, la responsabilidad y la honestidad. Sin embargo, al pasar al territorio de la practicidad, las tres premisas se diluyen como el azúcar en el café caliente y nos encontramos con los humanos y sus contradicciones.Decir que somos contradictorios no es una novedad, en la soledad de nuestros pensamientos todos lo somos alguna vez, aunque rápidamente buscamos excusas que justifiquen nuestro comportamiento. Dice Daniel Kahneman en su libro “Pensar rápido, pensar despacio”: “Es más probable que un observador objetivo detecte nuestros errores antes que nosotros mismos”. Si nos posicionamos como el “observador objetivo”, veremos lo que hacen mal los demás pero evitaremos fijarnos en nuestros propios errores.Los análisis de la crisis actual casi siempre conducen al mismo lugar, y culpamos a bancos, políticos, mercados, corruptos o especuladores de la dramática situación que atravesamos. En pocas ocasiones nos detenemos a reflexionar sobre nuestro papel en la sociedad, ¿Cuál es el grano de arena que yo he aportado para que acabemos así? (resuenan los ecos de la mítica frase de Kennedy). El afán de consumo es, seguramente, la primera y más obvia respuesta. Vamos a desgranar los tres valores que citaba en el párrafo anterior y ver qué pasa. SolidaridadCuando decimos que se están perdiendo los valores, damos por sentado que antes existían y que las cosas eran de otra manera, que todos éramos más solidarios, más honestos, más responsables, en general mejores personas con nuestros conciudadanos, aunque demostrar esta afirmación es una tarea realmente complejaDurkheim decía que con las sociedades modernas se dio el paso de la solidaridad mecánica a la solidaridad orgánica, las sociedades crecen y la benevolencia por semejanza deja paso a otra de carácter menos altruista y que debe ser regulada por un intermediario, la autoridad.En la cuestión de la falta de solidaridad es bastante normal mirar hacia fuera, hablar de lo insolidario que es el político, el rico, o todo aquel que en general no está en lo que podríamos denominar el círculo mecánico Durkehimniano. No puedo decir que no sea cierto, pero no es toda la verdad. En el fondo y hablando de un tipo ideal, en general el comportamiento de las clases medias es el mismo que el de los poderosos y por norma general se aprecia más la competición que la solidaridad orgánica, o ¿acaso la diferencia de estas clases con la gente más pobre de los países africanos no es abismal?  . La solidaridad se da en el ámbito cercano, un estudio del año pasado elaborado por el catedrático de sociología Gerardo Meil ofrece datos exhaustivos sobre la materia y en este vídeo  el autor hace una breve presentación de los mismos.HonestidadOtro de los convencionalismos aceptados por la masa social, es que los políticos deberían predicar con el ejemplo, están en lo alto del escalafón del poder no para aprovecharse de la situación, si no para hacer las cosas bien. Todos estamos de acuerdo en cuestiones clave como perseguir a los defraudadores y a los que cometen delitos económicos. Pero una vez más, en la práctica todos conocemos a gente que defrauda a hacienda o incluso nosotros mismos lo hacemos, o escamoteamos una cerveza de menos en la cuenta, aunque protestamos por la caña de más.El verano pasado viví una situación en la playa: una mujer le reprochaba a un vendedor de vestidos que no pagaba IVA, y por eso le tenía que dejar más barato el vestido que quería adquirir, en fin...ResponsabilidadSin duda quien más tiene es porque ha recibido más, bien sea porque se ha aprovechado de los demás, bien porque su capacidad le impulsó a conseguir altas metas en el campo al que se dedicaba. El ámbito de los negocios y el de la política, son los ejemplos más visibles de lugares en los que destacar, aunque otros como el del periodismo o aquellos ligados a los ámbitos del poder fáctico o mediático, no están exentos. Estar en posesión de riqueza o de poder gubernamental entraña privilegios, pero también implica responsabilidades. Si alguien ha sido elegido para conducir un gobierno del tipo que sea, a priori tendrá más información que el resto sobre lo que sucede en su ámbito territorial y como tiene la capacidad de decidir, la responsabilidad está implícita y es total, aunque de un tiempo a esta parte como no hay medallas que colgarse la potestad política parece exenta de ser la responsable de la situación de crisis.En el terreno de lo personal las cosas no son muy diferentes, y tendemos a relativizar los errores propios o de los círculos más cercanos “un fallo lo tiene cualquiera”, “hoy por tí mañana por mí (te encubro)”, pero ensalzamos los de los demás “vaya jeta tiene”, “sólo mira por lo suyo” y así pasamos el rato criticando y viendo la paja en el ojo ajeno. Si quieres cambiar las cosas debes empezar por tu actitud, no olvides la interacción de tus actos, porque aunque a algunos les pese, la sociedad es mucho más que un agregado de personas y nuestras acciones aportan al entorno al que vivimos su forma final. 

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