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Los Vengadores de Englehart II: los cotati, la "hierba" Marvelita
Publicado el 12 agosto 2015 por Lord_pengallanYa vimos que cuando Englehart empezó su larga etapa en los Vengatas era un novato y que principalmente continuaba tramas de Thomas. Las 2 más importantes eran el amor entre La Visión y la Bruja Escarlata y el origen del cuerpo sintético de La Visión. Aunque en estas tramas podía meter morcillas en el fondo no hacía más que escribir las ideas de otros (Thomas ya había determinado hacía tiempo el origen del cuerpo de La Visión), así que por orgullo y por aspiración Englehart decidió inventarse una trama grandilocuente, la de la Madona Celestial, que para más inri protagonizaría un personaje de su propia creación, Mantis. Esta larga saga, 23 grapas, comprende los gordos tomos La novia y la Muerte y La Madona Celestial.
Esta grandilocuente historia es un buen ejemplo del estilo de Englehart. Al hacerse sobre la marcha es incoherente y confusa (por ejemplo los sacerdotes de Pama se esparcen por el Universo colonizando mundos con Vida para protegerlos de una amenaza que generalmente sólo ataca mundos muertos porque el calor lo mata), pero resulta entretenida por dinámica y porque aparecen y desaparecen muchos personajes. El espíritu es moderno. Esta saga de Mantis se parece más a como trabajan los guionistas hoy, sagas largas porque se desarrollan lentamente, que a como se hacían las cosas en aquella época, directa y concisamente, pero la realización es algo rancia, demasiada prosa, demasiada ingenuidad y demasiada cita de nº anteriores. Así, aunque su concepción es moderna, por lo que ha aguantado el paso del tiempo, su realización es viejuna. Ya cuando Englehart escribía ese estilo había perdido toda frescura, si bien es cierto que por entonces no había modelo alternativo y este guionista no tenía genio suficiente para ser un renovador. Sus personajes son estereotipos, pero el ser psicólogo le hizo tratar de dotarles de unas bases sólidas. Así, se preocupó por el interior de los personajes de una forma más seria y menos melodramática a como lo hacía el estilo Lee, el de la casa. Algo que tiene algo de estrambótico pues la complejidad de la mente casa mal con la simplicidad del estereotipo. Por último, hay mucho cliché en sus guiones porque es la única manera de producir rápido una historia improvisada, pero Englehart tiene sangre en las venas y espíritu gamberro (cuando EE.UU. estaba olvidando Vietnam va él y mete un personaje sudvietnamita que para más inri vivía de "acompañar" a los soldados de estadounidenses que iban a Saigón, la Sodoma y Gomorra de su época) por lo que sus historias siempre resultan originales. Hasta Byrne salvo él nadie había tratado a los superhéroes como seres sexuales y sus creencias New Age proporcionan un fondo diferente a las ideas convencionales de Lee&Kirby de la misma forma que las preocupaciones metafísicas de Starlin lo hacían. La astrología le hizo recuperar al lamentable Zodiaco y el rollo natural está en los cotati, la especie vegetal inteligente cuyo mejor espécimen ha de emparejarse con la Madona Celestial para lograr un ser que reúna lo bueno de cada especie. Todo esto sin duda remite al redescubrimiento de la Cultura Occidental de las drogas como herramienta mística de perfeccionamiento, que coincide con la creación en el medio indígena latinoamericano de religiones sincréticas basadas en sus drogas tradicionales como la Uniao do Vegetal, que suena tan perfecto que casi parece que Englehart conocía este culto creado al SO de Brasil en 1961. Así, la saga de Mantis nace de la visión positiva de las drogas naturales usadas por las culturas indígenas americanas que tiene la New Age. Si Starlin introduce sus capacidades alteradoras de la conciencia como ejemplifica muy bien su narrativa del nº 33 de El nuevo Capitán Marvel incluido en La novia y la Muerte, su colega introduce su capacidad para abrir la mente. En fin, leer a Englehart es leer una historia antigua y moderna a la vez. Cosa que deja insatisfecho porque ni es una cosa ni la otra. Al margen de que en realidad la historia de Mantis sólo le interesaba a él y, por lo tanto, se hace larga.
Estos nº los dibujan una buena cantidad de dibujantes, currantes de la época, que a cambio de ser eficientes y profesionales ofrecen un estilo tosco y convencional nada atractivo. Así sólo destacan los nº de un primerizo Cockrum imitando como puede a N. Adams o enriqueciendo los simples bocetos de J. Buscema. Tuska también da algo de solaz con un estilo elaborado y personal pero le tocó un guión flojete que es pura explicación.
El tomo La novia y la Muerte incluye 2 crossover, el 1º con la historia del Capitán Marvel de Starlin. Aquí tenemos el nº 125 que echamos de menos en aquel tomo seguido del ya mentado nº 33 de El nuevo Capitán Marvel que finaliza esa historia para que la cosa no quede colgada en este tomo. Si no se incluyó el nº 125 en el tomo del Capitán no se debería haber introducido aquí el nº 33, pero bueno. El 2º es el cruce entre los Vengatas y los 4F que lleva a introducir el nº 150 de estos en el tomo, de la misma manera que el nº 127 de los Vengatas está incluido en el tomo de los 4F correspondiente. Además incluye el Giant Size Avengers nº 1 a cargo de Thomas donde este dio un origen a Mercurio y la Bruja Escarlata que no cuajó. También este guionista se encargó de los guiones del nº 132 y del Giant Size nº 3, presentes en el otro tomo, ya que sin duda no quería dejar a otro el honor de desvelar de donde provenía el cuerpo de La Visión, después de todo era su idea y para mi que ya la tenía desde que lo creó. No sé si lo ha reconocido pero aunque tardó casi 4 años en dar una pista sobre la procedencia del cuerpo de La Visión, el hecho de que desde el principio lo llamase sintezoide, algo que sólo se aplica a este androide, y que de lo 1º que dice el creador de la Antorcha Humana en el histórico Marvel Comics nº 1 de 1939 es que ha creado un hombre sintético (synthetic man)... Lo malo es que le hizo una pirula al pobre Englehart pues decidió que Inmortus, un personaje que aquel había recuperado del olvido como muchos otros pues sólo había aparecido en el ya muy lejano nº 11, era el futuro de Kang a pesar de que claramente en el nº anterior esto no era así ya que aquel claramente desconoce a sus futuros yoes pasados. Ya Englehart arrastraba muchas incoherencias, algo que se agravó por usar a Kang (un supervillano por entonces casi olvidado) ya que los viajes temporales no hacen más que embrollar, como para que otro le añada otras.
Así pues estos tomos son flojos porque lo bueno escasea. Tenemos nº horribles muy de la época que consisten en enfrentamientos vulgares con el supervillano de turno superformulaicos como los nº 119, 126 y 128 y sólo tenemos un buen nº, el mentado 125. Sencillo pero con mucha acción, bien dibujado por J. Buscema&Cockrum y con un twist final la mar de apañao que resuelve bien una situación imposible. Agua en el desierto. No obstante aquí tenemos uno de los momentos clave de las crónicas de Los Vengadores pues estos nº fueron fuente de inspiración de prácticamente todo guionista posterior hasta Busiek que escribió la colección de este supergrupo. Estos nº son áridos pero fuente de muchas historias mejores en parte por las ocurrencias que contienen.