Revista Libros
En el año 2009 se publicaba el primer poemario de JAB, titulado “Le aplastaré con mis versos”, que compartía espacio con “Sin frío en las manos” de Javier Das, en un mismo libro titulado “No hay camino al paraíso”, editado por Ya lo dijo Casimiro Parker. En él, cada poeta plasmaba en poemas la relación con su padre, cada uno de ellos desde un punto de vista diferente, que completaba las dos caras de una misma moneda.
Más tarde hemos podido leer algunos poemas sueltos de JAB en otras publicaciones; esta nueva forma de expresión (tras muchos años de redactar siempre en prosa) ha ido cobrando cada vez más fuerza, y en estos días ha salido a la venta un nuevo poemario en el que Barrueco, esta vez en solitario, plasma sus experiencias e impresiones de los viajes por Europa con su chica, amante y viajera.
Estos poemas, que tienen más de narrativo y realista que de evocación lírica clásica, son un retrato en pocos trazos de cada una de las ciudades por las que deambula la pareja en sus viajes. En ellos se aprecia la sorpresa por las cosas nuevas, el gusto por los paseos extasiados, la admiración y necesidad de uno en el otro, el miedo a volar, la pequeña dosis de angustia por encontrarse tan lejos del hogar, la camaradería al viajar también con más amigos, la inspiración encontrada en el lugar más insospechado, el rastreo de tumbas de personalidades literarias por los cementerios de las ciudades visitadas, etc.
Algo que destaca es la capacidad de observación de JAB, que desde siempre siente predilección por los personajes raros, seres atípicos que se encuentran en todas las ciudades pero que precisamente debido a su excentricidad suelen pasar inadvertidos, o quizá es que incomoden y la gente suela esforzarse en ignorar su presencia para no sentirse inquieta. Entre ellos: vendedores ambulantes, pedigüeños, vagabundos... habitantes del extrarradio.
El poemario, publicado por la editorial Origami y dotado de un estupendo dibujo de cubierta que refleja a la perfección el contenido, está prologado por el escritor Vicente Muñoz Álvarez, quien confiesa sentirse totalmente identificado en las experiencias viajeras de JAB y nos introduce en su universo de kilómetros y rutas por el mundo haciendo un breve repaso por los apartados que componen el poemario.
Poemas escritos "en la carretera", a golpe de lápiz sobre la libreta de viaje con la letra quizá torcida por el traqueteo: siempre en movimiento. Atravesando la Vieja Europa y explorando los recovecos de las calles, seguimos a través de las letras a JAB junto a su musa (no saben la suerte que-se-tienen). Poesía de no-ficción, con la sombra de grandes influencias literarias acompañándoles en su recorrido... abran los ojos, que se hace de noche, y comienza el viaje.