Escrito por Federico Romero Díaz
Se han gastado ríos de tinta en escribir sobre la vida de Cayo Julio César que puede ser considerado el romano más famoso de toda la historia. No es nuestra intención aquí la de repetir lo mil veces escrito sobre la trayectoria política que le llevó a las más altas cotas de poder ni sobre sus hazañas militares. Vamos a centrarnos en un aspecto de su vida que extrañamente apenas ha sido tratado, al menos a nivel divulgativo. Hablaremos de los numerosos viajes que, a lo largo de su vida, realizó este gigante de la historia romana. Así conoceremos aunque sea de pasada como era ese mundo clásico contemporáneo al conquistador de la Galia.
Rex Harrison interpretando a Julio César, en Cleopatra.
No tenemos constancia de que durante su infancia y adolescencia el joven César realizara viajes significativos. Sabemos que nació en el seno de la familia senatorial de los Julios, muy ilustre y antigua, aunque andaban algo escasos de dinero. Su padre que también se llamaba Cayo Julio César se casó con la influyente Aurelia Cotta que se quedó viuda cuando su joven hijo tenía tan solo 16 años. Su familia estaba vinculada a la facción de los populares ya que Julio César era sobrino del poderoso Mario y emparentó políticamente con Cinna, lugarteniente de Mario, al casarse el joven Julio con la hija de este, Cornelia Cinna. El matrimonio fue feliz, César fue nombrado flamen dialis, un cargo sacerdotal muy importante en Roma y tuvieron a su hija Julia. Tras la derrota de Cinna por las tropas de Sila, nos cuenta Suetonio lo siguiente:
" César se resistió tenazmente contra Sila, que entonces era dictador y quería obligarle a divorciarse de su mujer, y no pudiendo conseguir su intento le privó de su sacerdocio, de los bienes de algunas herencias de su familia y le consideró consagrado al partido del pueblo"
Es decir, le incluyó en la lista de proscritos obligándole a huir a la región de la Sabina, al norte de Roma para salvar su vida. En este primer viaje nuestro joven protagonista luchará por sobrevivir. Evitaba dormir más de dos noches seguidas en el mismo lugar, vistiéndose y comportándose como un granjero. Trataba pasar desapercibido a los caza-recompensas que se dedicaban a capturar y ejecutar a los proscritos por Sila y su ambicioso liberto Crisógono, que hizo una auténtica fortuna con las confiscaciones de las propiedades de los proscritos. Al parecer en su huida acabó contrayendo una enfermedad y fue capturado, consiguiendo escapar, antes de ser conducido a Roma, gracias al soborno a sus captores. La situación, después de casi un año de huida era insostenible, los familiares maternos de Julio César presionaron con sus peticiones a Sila para que perdonara al joven rebelde, que a regañadientes fue admitido de nuevo en Roma, pudiendo así dar por finalizado ese viaje, más bien huida a través de la Sabina de casi un año.
Ubicación de la Sabina dentro de Italia
Poco le durará la tranquilidad a César, Sila veía en él a la encarnación de su rival Mario. Suetonio nos cuenta que llegó a decir de él:
" enemigo más fatal del partido que conmigo defendeis..."
Sila no le quería en Roma así que le envió como tribuno a las ordenes de Minucio Termo a la isla de Lesbos. Allí la ciudad de Mitilene se resistía a la conquista romana. Para llegar hasta el Helesponto, que es la zona que separa Asia de Europa, César viajó hasta el puerto italiano de Brundisium y desde allí a atravesó el Adriático. Aprovechó para conocer mundo, cosa que hasta ahora, por las restricciones de su cargo sacerdotal, no había podido hacer. Posiblemente atravesaría las Termópilas, donde los 300 espartanos del rey Leónidas auxiliados por un par de miles de otros griegos de diferentes ciudades bloquearon el paso durante tres días a las decenas de miles de guerreros persas. Posiblemente disfrutaría de otros lugares de Grecia desde cuya costa tomó otro barco que le trasladaría a la isla de Lesbos, donde se encontraba la ciudad rebelde. Se le encargó reclutar una flota en el vecino reino de Bitinia gobernado por el viejo rey Nicomedes, para bloquear el puerto de la ciudad. Cumplió su misión con éxito y llegó a tiempo para participar en el asalto final a sus murallas consiguiendo en esa acción la preciada corona cívica.
Vista satélite de Lesbos. Mitilene aparece marcada en la costa oriental
Volvería a Roma a principios del 79, aunque allí permaneció muy poco tiempo porque en marzo del 78 le podemos encontrar en Atenas donde se relacionará con intelectuales romanos como el famoso editor Tito Pomponio Ático o el gran Cicerón. disfrutando de la vida intelectual de la ciudad. Iba de camino a Cilicia para ponerse a las órdenes de Publio Servilio Vatia que había recibido el encargo de acabar con la piratería de esa región famosa por su gran actividad pirática sobre el comercio en el Mediterráneo Oriental. Cilicia, en la actual Turquía es una zona de gran belleza natural, con una costa accidentada llena de escondites, perfecta para esconderse de la flota romana. César recibió de Vatia de nuevo el encargo de reunir una poderosa flota para Roma con la que poder acabar con estos depredadores de los mares de la Antigüedad. Para reunirla viajó a Rodas, Creta y Chipre islas muy afectadas por sus ataques que con mucho gusto aportaron sus barcos en esta tarea. César llegó a reunir unos 150 barcos para Vatia aunque poco más pudo hacer ya que debía volver a Roma, su esposa Cornelia Cinna, había fallecido al igual que Sila, estamos ya en el 78 a. C
César permanecerá en Roma tres años que dedicará a su carrera política y al brillante ejercicio de la abogacía. En el 75 a. C decidirá de nuevo viajar a Rodas con el objetivo de mejorar su formación con el erudito Apolonio Molón. Atravesó el mar Jónico y llegó a Mileto tomó un nuevo barco para llegar a la ya cercana isla de Rodas, pero en el camino fueron abordados por piratas que a la espera de un rescate se lo llevaron a una isla del Mar Egeo, más al norte donde permanecerá casi un mes y medio a la espera de su rescate. Nos cuentan las fuentes que tras ser liberado y llegar a Rodas armó una flota y volvió a la isla donde había estado cautivo. Saqueó a fondo los tesoros que los piratas habían acumulado allí durante años, y ejecutó o vendió como esclavos a sus antiguos captores. Tras acabar con esta tarea pudo por fin asistir a las clases de Apolonio Molón.
César advierte a los piratas de su venganza, aunque ellos no se lo toman muy en serio
CÉSAR EN HISPANIA
En el 73 ya está de vuelta en la Urbs, donde continua con su carrera política durante tres años más. En el 70 es destinado a Hispania ulterior para servir como cuestor(encargándose de las finanzas de la provincia, de las relaciones con los gobernantes locales, de la seguridad del comercio, y de administrar justicia) En el desarrollo de esta labor conocerá las ciudades más importantes de la zona como Híspalis, Córduba o Gades importante enclave comercial enclavado entre el Mare Nostrum y el Mar infinito. Allí visitará el Templo de Hércules, que se piensa que estaba en la isla de Sancti Petri, donde ante una estatua de Alejandro se lamentará de, que a pesar de sus 37 años, no haber conseguido apenas nada cuando el gran macedonio a sus 33 años ya había conquistado el mundo.
Cesar ante la estatua de Alejandro. Pintura de Federico Godoy(1869-1939)
Tras un año en Hispania regresa a Roma para casarse con Pompeya Sila, paradójicamente era la nieta de su gran rival. Hasta el 61 a. C no regresará César a Hispania. Esta vez lo hará como gobernador. Permanecerá en nuestra tierra durante dos años en los que prohibirá los sacrificios humanos que aún se realizaban en determinadas zonas de la Hispania romana como la región al norte de Híspalis(Sevilla) y al sur de Cartago Nova (Cartagena), reorganizó las milicias de las ciudades, creó escuelas gratuitas, mejoró carreteras, el abastecimiento de agua, etc. Aunque lo que aquí nos interesa son sus movimientos por Hispania. Con el pretexto de una incursión de los lusitanos contra la Bética organizó una campaña contra ellos cuyo objetivo era además de someter Lusitania llegar hasta los ricos yacimientos de metales del noroeste peninsular. Para ello reclutó una legión que sumada a las dos que ya tenía, le dieron la fuerza necesaria para lanzarse a la conquista. Embarcó a una de ellas y la dirigió al norte, mientras que con las otras dos se dispuso a atravesar la Lusitania. Obligó a sus enemigos a abandonar la Sierra de la Estela(actual Portugal) incursionó en la cuenca del Duero contra los Vetones y en el limite de los lusitanos y los galaicos se enfrentó a un ejército formado por ambos pueblos a los que venció sin demasiada dificultad. Volvió a su provincia victorioso con un enorme botín compuesto por esclavos, ganado, cereales y muchos metales, sobre todo estaño y más de 300 talentos de oro, teniendo en cuenta que un talento romano eran 32 kilos estamos hablando de más de 9600 kilos de oro. Volverá apresuradamente a Roma y aprovechando la popularidad y riqueza adquirida seguirá con su brillante carrera política siendo elegido cónsul .
Lusitanos se lanzan contra un ejército romano
CÉSAR EN LA GALIA, BRITANIA Y GERMANIA
César es nombrado en el 58 a. C gobernador de la Galia Cisalpina y del Iliricum iniciando una campaña que acabará por someter esa extensa región que se corresponde con las actuales Francia y Bélgica fijando el territorio controlado efectivamente por los romanos en la frontera del río Rin. César justificará esta campaña como una acción defensiva, aunque la mayoría de los historiadores coinciden en afirmar que el principal motivo de su campaña fue el de potenciar su carrera política y la obtención de un inmenso botín con el que pagar sus cuantiosas deudas. Esta campaña nos aparece descrita al detalle por el propio César en su obra Comentarios a la guerra de las Galias, considerada como una obra maestra de propaganda política orientada a influir en lectores romanos. La guerra supuso un enorme coste en vidas humanas. Plutarco nos cuenta que se conquistaron unas 800 poblaciones, 300 tribus fueron sometidas, un millón de galos fueron esclavizados y otros tres millones muertos. Una cifra inmensa si tenemos en cuenta que los cálculos más optimistas cifran en 15 millones la población de las Galias antes de la guerra. Las tropas empleadas en esta conquista fieles a su general victorioso serán empleadas en su marcha contra Roma para hacerse con un poder casi total sobre la ya agonizante República romana.
Mapa de la conquista de la Galia.
Durante el desarrollo de estas campañas en la Galia invadirá Britania en dos ocasiones, alegando que los britanos habían apoyado a los belgas en su lucha contra Roma. Sus acciones se limitarán al sur de la isla de Gran Bretaña, en el 55 y el 54 a.C. En la primera ocasión desembarca con sus tropas en la actual Kent y parece más una misión de reconocimiento que servirá para que al año siguiente repita su incursión y reponga en el trono de la tribu de los trinovantes a su aliado Mandubracio imponiendo los primeros tributos romanos a algunas de las tribus britanas. César escribió acerca de los elementos geográficos, meteorológicos y etnográficos de la isla aunque no sabemos a ciencia cierta si son muy fiables o más bien estaban basados en rumores y fuentes indirectas más que en un conocimiento directo de una isla en la que no penetró lo suficiente para hacerse una idea global de como era. Su estancia se limitó al oeste de Kent y el Valle del Támesis). Tendremos que esperar a Claudio en el 43 para que, casi 100 años después de la visita de César, Britania se una de una manera efectiva al Imperio romano.
Campaña de César en Britania en le 54 a.C
CÉSAR EN GERMANIA
Estaba César preparando su segundo viaje a Britania, entre el 56 y el 55 cuando recibió noticias inquietantes del Norte. Dos tribus germanas los usípetes y los tencteros, empujados por el avance de los suevos habían cruzado el gran río Rin primero y el Mosa después y habían atacado a tribus galas aliadas de los romanos instalándose en sus tierras y aldeas. A los romanos no les quedaba más remedio que acudir a esa zona a poner orden. Los germanos trataron de establecer una negociación para ganar tiempo con César pero este, enojado por algunas escaramuzas que durante las conversaciones se produjeron, no atendió a sus ruegos apresó a los embajadores y derrotó a los germanos con relativa facilidad. Muchos fueron hechos cautivos y el resto se dispersó volviendo a Germania. Tampoco allí estarían a salvo, César quería ser el primer general romano en pasar a Germania con un ejército. Para hacerlo posible construyó un puente de madera de más de 500 metros de longitud para que sus legiones atravesaran el río y enfrentarse así con garantías a la causa del problema: los suevos.Maqueta del puente en construcción sobre el Rin
NUEVOS VIAJES POR HISPANIA Y GRECIA
Tras su victoria sobre el jefe galo Veringetorix y el nombramiento de Pompeyo como cónsul único, en el 50 a.C César recibe la orden de Roma de licenciar sus legiones y presentarse en Roma, cosa que equivalía a firmar su propia sentencia de muerte, así que decide hacer caso de la primera, ir a Roma, pero ignorando la segunda la de licenciar sus tropas que, fieles a su general, le acompañan Italia. Sus rivales sorprendidos, se retiran de la capital y le dejan el control de Italia retirándose hacia Grecia para reunir un gran ejército con él que, bajo el liderato de Pompeyo, tener garantías de poder derrotar allí al conquistador de la Galia. En el 49 a.C César en vez de perseguir a sus rivales en Grecia acudió primero a Hispania a enfrentarse a las legiones pompeyanas. Viajó por mar a Marsella y desde allí por tierra a Hispania donde derrotó a las legiones enemigas en la Batalla de Ilerda primero y en Gades después. Es decir César atravesó en menos de un año Hispania y derrotó a las 7 legiones pompeyanas que se le oponían en la península ibérica.
En el 48 a.C ya estaba en Roma preparándose para dar el salto a Grecia y acabar con Pompeyo. Tras una primera derrota cesariana en Dirraquio, ambos ejércitos se enfrentarán en ese mismo año en Farsalia. La victoria de César es total y Pompeyo huye hacia Egipto donde será asesinado por el joven faraón Tolomeo. Atraviesa el Helesponto y bordeando la actual costa turca desembarca en Alejandría. Ya está en Egipto, una tierra que era muy exótica para los romanos y donde tras derrotar en la batalla del Nilo a las fuerzas del Faraón pone en el trono a la que será su amante, la joven Cleopatra. Poco le dura la tranquilidad, porque en el verano del 47 le encontramos en Asia Menor en Zela derrotando al rey Farnaces II, hijo de uno de los grandes enemigos de Roma, el rey Mitrídates del Ponto. Desde allí envía una carta al Senado resumiendo su campaña de cinco días con el famoso "Veni, vidi vinci". El Ponto dejó para siempre de ser una amenaza para Roma.
Tras volver a Roma y poner orden en la capital marcha al Norte de África desembarcando en la ciudad de Hadrumetum( actual Susa, en Túnez) a derrotar a las fuerzas senatoriales que al mando de Catón y Metelo Escipión y Tito Labieno se le oponían. Tras las batallas de Ruspina y Tapso se hizo con el control de toda el África romana huyendo algunos de los optimates como Labieno o los hijos de Pompeyo a Hispania para plantar cara de nuevo a César.
Escipión y Catón contemplan la derrota en Tapso (Serie Rome, HBO)
Durante el 46 y el 45 a.C. César viajará de nuevo a Hispania, la última zona en manos de sus enemigos que aún se le resistía, en especial en la Bética. Allí, en Munda, en la zona de Córduba tendrá lugar una durísima batalla que finalmente se saldó con la victoria de César. Los hijos de Pompeyo, a excepción de Sexto, Varo y Labieno morirán en la sangrienta batalla. Córdoba será arrasada por las furiosas tropas de César, incapaz de controlarlas y Carteya, Híspalis y Gades fueron sometidas por la fuerza.
Estamos en el año 45 a. C y César vuelve a Roma como vencedor celebrando nada más y nada menos que cuatro triunfos consecutivos. César, nombrado dictador por diez años, se ha convertido en el dueño absoluto de la república romana, emprende numerosas reformas internas destinadas a reparar los daños de tres años de guerra civil y a planear sus próximos viajes que, en su caso es lo mismo que decir campañas. Los objetivos eran ahora el reino de los dacios que se corresponde con la actual Rumanía y el Imperio Persa. Su asesinato en los idus de marzo en el año 44 impedirán al romano más famoso de todos los tiempos continuar con unas campañas que le llevaron por el mundo mediterráneo, aunque su recuerdo permanecerá a través de los siglos en nuestro presente.
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