Si echamos una mirada retrospectiva en el mundo de los videojuegos, uno se da cuenta de que en muchos aspectos se ha evolucionado. Lógicamente, y conforme el tiempo va pasando, los avances tecnológicos hacen que esos cambios se vean a nivel técnico, pero hay que reconocer que también ocurren cambios sin que nosotros nos demos cuenta.
Hace unos años, cuando eramos más pequeños y donde jugar a las chapas, hacer una party poker (o partidas de poker), o incluso irse a un bar tomarse unas cañas era lo que se estilaba para poder relacionarse; hoy todo ha evolucionado hacia un nuevo sector: el de los videojuegos. Por allá en los ochenta y los noventa, los jugadores eran vistos como bichos raros sin mucha cultura y algo cerrados debido al tiempo pasado frente a la pantalla.
A día de hoy, los videojuegos han evolucionado y han crecido junto a nosotros. Jugar a los videojuegos, y sobre todo gracias a consolas como Wii, o a las miles de partidas online que se echan a través de Xbox Live, hacen que los videojuegos sean cada vez un acto social.
Antes jugábamos como mucho con nuestros hermanos a Mario Bros, y además debíamos pasarnos el mando para poder jugar cada uno durante un rato, pero hoy en día juegos como Guitar Hero World Tour, Wii Sport o incluso el divertido juegos de Xbox Live Arcade: Castle Crushers hacen que jugar a lo que antes eran "matamarcianos" se convierte hoy en día en un "nos echamos una partidita al Guitar Hero?"
Pero como todo, hay inconvenientes dentro del mundillo y es que esto no es como jugar al poker gratis, sino que deberemos pagar altas sumas de dinero para poder disfrutar de todas las capacidades sociales de los juegos. (para hacernos una idea, Guitar Hero World Tour (con instrumentos, etc) nos cuesta cerca de lo que vale una consola...
¡Pero que todo sea por la diversión! A veces hay que rascarse el bolsillo para jugar grandes momentos con nuestros amigos, asi que a pesar de su algo precio y target diferente al nuestro, tenemos que agradecer algo a la evolución de los videojuegos... y es que a día de hoy, no son cosas de niños.