Los vómitos son un motivo frecuente de consulta en Urgencias, ya que son causa de mucha preocupación y angustia para los padres. Los vómitos consisten en la expulsión con fuerza a través de la boca de contenido del aparato digestivo (alimentos, jugo gástrico, bilis).
Es importante diferenciar en los niños más pequeños (recién nacidos y lactantes), el vómito de la regurgitación. La regurgitación consiste en la expulsión no forzada, sin náuseas y sin contracción de la musculatura abdominal. Dicho de otra forma, es la expulsión de la leche por la comisura de la boca, como si babeara. En los pequeños puede ser algo normal para la edad, debido a la inmadurez de su aparato digestivo.
¿Cuales son las causas?
Los vómitos son un síntoma muy inespecífico, ya que aparecen en múltiples enfermedades distintas. Lo más frecuente es que aparezcan asociados a patología infecciosa: otitis, amigdalitis, catarros banales (ya que la tos y los modos frecuentemente producen vómitos), infecciones de orina... aunque lo más común es que se asocien a diarrea y gastroenteritis.
También pueden ser causados por irritación del intestino por diversas sustancias: intoxicaciones alimentarias, medicamentos o alergias.
Algo menos común es ser la manifestación de enfermedades propias del aparato digestivo: estenosis hipertrófica del píloro, vólvulos e invaginaciones intestinales, malrotación intestinal...
Por otro lado hay niños que tienen más facilidad para vomitar que otros, sobre todo cuando son más pequeños, para los que cualquier circunstancia, por ejemplo, una rabieta, les hace vomitar.
Algunos niños cada cierto tiempo tienen episodios de vómitos que no ceden con las medidas habituales (vómitos cíclicos).
Así pues, en la práctica muchas enfermedades pueden cursar con vómitos y los niños presentarán otra serie de síntomas relacionados con ellas (diarrea, mocos, fiebre, dolor de oídos, de garganta, de cabeza...) que son los que marcarán lo que hay que hacer en cada caso. En cualquier caso los vómitos no son una enfermedad, son un síntoma, la mayor parte de las veces en relación con cuadros benignos.
¿Qué se puede hacer en casa?
El peligro de los vómitos radica en la posibilidad de deshidratación del niño. Esto es más probable cuanto más pequeños sean. Por ello es importante ofrecer líquidos: se darán pequeñas cantidades y frecuentes de agua, leche o soluciones de rehidratación oral que venden en las farmacias. Una cucharada cada 5 minutos, aumentando la frecuencia y la cantidad progresivamente. Si el niño sigue vomitando, se puede esperar una hora (en niños mayores incluso más tiempo) sin tomar nada y después iniciar tolerancia. Cuando el niño ya tolere líquido, se le puede ofrecer comida. Primero tomas pequeñas y frecuentes, después vamos aumentando la cantidad. Nunca se le forzará a comer.
Los vómitos repetidos producen un aumento de los cuerpos cetónicos en sangre y en orina. Esto produce un olor como a manzana en el aliento (acetona). Además, estos cuerpos cetónicos favorecen los vómitos. Por ello hay que administrar líquidos con glucosa para tratar la cetosis y así evitar que siga vomitando.
Los bebés pueden tomar pecho o la leche que tomen habitualmente.
Si los vómitos vienen acompañados de diarrea es mejor no dar zumos de frutas o bebidas tipo Aquarius, ya que pueden empeorar la diarrea.
¿Cuando consultar en urgencias?
- Si el niño es menor de tres meses y ha vomitado dos o tres tomas.
- Si los vómitos son bruscos y violentos, y se asocian con decaimiento inmediato al vómito.
- Si el niño continúa vomitando a pesar de ofrecer líquidos en pequeñas cantidades.
- Cuando presente alguno de estos síntomas: fiebre >38.5ºC, dificultad para mover el cuello, dolor abdominal importante y constante, dolor de cabeza intenso.
- Cuando presente síntomas que pueden indicar deshidratación: decaimiento, adormecimiento, saliva escasa, llanto sin lágrimas, ojos hundidos, confusión, debilidad.
- Cuando el vómito contenga sangre o sea de color negruzco (en posos de café).
¿Cómo se trata?
Los vómitos son causados la mayoría de las veces por diferentes enfermedades, por lo que el tratamiento de los mismos corresponde normalmente al de estas enfermedades. No es por lo general recomendable utilizar fármacos contra los vómitos (antieméticos), ya que pueden cursar con efectos secundarios importantes y ocultar los síntomas de la enfermedad que los produce.