Son noticias que pasan desapercibidas pero de gran valor porque revelan cómo Pedro Sánchez despilfarra los medios que le proporciona el Estado no para su placer personal ni para mejorar su baja autoestima, que le obliga a oírse a sí mismo repetir hasta ocho veces en una entrevista “yo soy el presidente del Gobierno”.
El último caso conocido pero poco publicitado fue hace una semana, cuando convocó un Consejo de Ministros en Sevilla, a 390 kilómetros de Madrid y a dos horas y media en AVE.
Pero no tomó ese medio para viajar con sus ministros y reunirse allí en un acto mitad de Gobierno y mitad de propaganda del PSOE por las próximas elecciones en Andalucía.
Sánchez utilizó veinte minutos un poderoso helicóptero Super Puma que lo llevó a Torrejón de Ardoz desde el Palacio de la Moncloa, luego un avión Falcon-900 desde allí a Sevilla, y los mismos aparatos para la vuelta.
Entre tanto, quince ministros usaron coches oficiales hasta Torrejón, donde tomaron un Airbus-A310 con capacidad para 150 pasajeros, para hacer igual ida y la vuelta.
Como mucho todos ahorraron media hora por trayecto con respecto al AVE; además, ningún primer ministro anterior iba a Torrejón en helicóptero.
Gastos así, de decenas de millares de euros, están repitiéndose con Pedro Sánchez obsesivamente, y declarándose “secreto de Estado”.
Como fue su vuelo familiar Moncloa-Torrejón ida y vuelta en helicóptero, e ida y vuelta en Falcon a Castellón, con apertura nocturna no programada del aeropuerto y todos sus servicios, para asistir a un concierto del grupo de rock The Killers.
El reiterativo “yo soy el presidente” y el abuso de los medios del Estado para su autoafirmación, la personalidad de Pedro Sánchez ofrece interesantes facetas para el estudio de los especialistas.
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