Los zapatos lindos, tan caros que compraba esa chica ingenua, para ir a una fiesta. Eran unos zapatos dorados, incómodamente altos. Esperaba siquiera una mirada de su amor platónico. Esperando tener la oportunidad de estar cerca de él durante la cena. Como cenicienta, esperaba encontrarse con el príncipe azul. Ese chico famoso, al que todas admiraban. ¿Sería posible un amor tan imposible?
Esperando acercarse en algún momento, tuvo la oporunidad de cruzar una palabra, pero él la ignoró, se fue, pasó al lado de ella, sin percatarse siquiera de su existencia. En esa fiesta de gala, habían otras chicas, él con ellas se fue y rió. La chica se sentía como en un sueño, ya que no había nada que pudiera comparar con su realidad.
Quizás estoy en el lugar equivocada, se dijo a sí misma, y se fue a un balcón con una copa de champang en la mano, mirando el jardín, luego alguien se le acerca, es el príncipe, que le dice, he notado que estás muy pensativa, quise saber que estás viendo. ¿Que tiene de interesante el jardín?
Ella ruborizada, no se lo esperaba y le dice: Ese jardín es tan bello, lleno de árboles frutales, y flores es como un sueño. El le responde: Tienes razón es como un sueño, siempre veo ese jardín, pero como lo veo todos los días no le encuentro nada nuevo, nada especial. Así como esta fiesta, es tan aburrida, siempre soy el centro de atención, y quisiera parecerme a tí que puedes esconderte y nadie lo notaría, así como estás de escondida. Mucho gusto espero que te diviertas, adios.
Fue solo un instante, pero a ella le bastó, para sonreir, miró sus zapatillas y pensó dejarle una, pero luego se recordó que es la realidad, los amores imposibles o son irrealizables o se vuelven un martirio, parecen un sueño, pero se vuelven pesadillas en los sentimientos.