Poesía y electricidad, rock y cemento, el cielo de las alcantarillas, las venas de las calles, la sangre de la noche. Lou Reed.ES un día perfecto, me alegro de haberlo pasado contigo. Con sus alas eléctricas de algodón e hierro, voló desde Nueva York a Berlín, viaje al paraíso de las flores que nacen en el cemento, en el hormigón, en las alcantarillas, en las camionetas de reparto, en la cola del supermercado. El paraíso de los mortales con aspiraciones aéreas, especialistas de circos mundanos, focas y delfines, perros equilibristas, payasos de peluca roja, trapecistas con red de telaraña. Alas eléctricas para ese niño con rasgos de un Frankenstein que trabaja los sábados por la noche en el burger, propinas sonoras, monedas que se resbalan por los tobillos, agujereados los bolsillos. Alas rojas y negras, como esas noches con Andy, sobreviviendo a Andy, hacerse mayor en la Factoría ante el pelo blanco de Andy, alas rojas y negras. Se ha ido Lou Reed y nos queda todo lo demás, que tampoco es tanto, aunque muchos lo entiendan como demasiado. Se ha ido Lou Reed, lo recibió la dulce Jane al otro lado de la nada, y cantaron susurrando esa canción que ya es eterna, y que es un canto de tripas y sueños, de metal y cristal. Date una vuelta por el lado salvaje. Poeta, transgresor, adelantado y, sobre todo, por encima de todo, roquero. Ejemplo cualificado de esa leyenda que se le atribuye al rock, y que tal vez redactaron para Lou Reed. Se ha ido Lou Reed, pero no será para siempre, lo mejor de él se queda entre nosotros, que no son sólo sus canciones, que también, es su espíritu, la capacidad de invención, las luces largas, el futuro que nos anticipó, el quejido de la magia. Es un día perfecto, me alegro de haberlo pasado contigo.
Pocos autores han sintetizado el tiempo que les ha tocado vivir como Lou Reed. Su obra es un perfecto resumen de su educación cultural, emocional y social, un inmenso puzzle que tal vez él mismo nunca llegó a componer definitivamente. Ginsberg, Bowie, T Rex, Andy Warhol, Factory, Cale, Baudelaire, el Glam, el Rock, el Pop, pero también la niebla de las noches, los sótanos familiares, el grito de las calles, el tumulto de los mercados, aparecen en la obra de Reed. Tienes razón y yo estoy equivocado. Un creador que... sigue leyendo en El Día de Córdoba