


Lo mejor el trato del personal de la tienda de Bilbao, las atenciones y la presentación de todos estos productos únicos. Lo más curioso el grupo de clientas-grullas que nos juntamos allí. Malos pelos generalizados, nada de maquillaje y total looks delirantes (incluyendo a una señora con dos bolsos a la vez y otra con botas de monte de la marca).Pongo foto de la bandeja con el Moët y los macarons que nos sirvieron. Pero guardame el secreto, que las fotos no están permitidas!.
