Título: Love Story
Autor: Erich Segal Editorial: Círculo de lectores Año de publicación: 1970Páginas: 176ISBN: 034012508X
El sábado 31 de diciembre, a la mañana, terminé de leer Lugares que no quiero compartir con nadie, de Elvira Lindo. Estaba en Pamplona, pasando las vacaciones de Navidad en casa de mi madre y todavía quedaban unas cuantas horas para quedar por la tarde con mis amigas y mi chico y para ir por la noche a cenar a casa de mis suegros. Y como ya me había leído el otro libro que me había regalado mi padre el día 24, El jardín olvidado, de Kate Morton, me acerqué a la biblioteca de mi madre para ver si encontraba alguna lectura para esas últimas horas del año. Y entre sus libros encontré uno que siempre había querido leer y al que últimamente le tenía más ganas gracias a María, del blog De todo un poco.
Así que no me lo pensé dos veces y cogí de la estantería Love Story. Un libro cortito, que solo me duró esa última mañana del año, pero también intenso, emocionante. Un libro que me hizo reír y llorar, que me hizo sentir. Un libro tierno y duro, esperanzador e injusto, alegre y triste. Y, ante todo, un libro entrañable e inolvidable. Una gran historia de amor que sobrevive al paso del tiempo. Una historia de amor actual y eterna.
Antes de leerlo, de esta historia que se publicó hace más de cuarenta años solo conocía que era una gran historia de amor, en la que la protagonista muere con tan solo 25 años. Ella es Jennifer Cavilleri, una joven música, estudiante en Radcliffe, que perdió a su madre siendo solo una niña y que se ha criado con su padre, dueño de una pastelería, que adora a su única hija y que daría su vida por ella. Amor paterno-filial mediterráneo, a la italiana, gracias a los orígenes de la familia de Jennifer.
Nada que ver con Oliver, más conocido como Oliver Barret IV, un estudiante de Harvard, estrella del equipo de hockey sobre hielo, miembro de una reputada y rica familia que no deja de exigirle, de juzgarle, de interrogarle. Nada de abrazos, de besos, de confesiones, de cariño, de sinceridad. Solo apariencias, nada más. Por eso Oliver es un tipo duro, al que el orgullo le obliga a fardar delante de sus compañeros de habitación o de equipo de sus conquistas amorosas y le impide tener una relación normal con su padre, al que él llama Cara de Piedra.
Por eso Oliver prefiere ser un tipo duro, que nunca, jamás, pase lo que pase, llora. Pero todo cambia cuando conoce a Jennifer en la biblioteca en la que ella trabaja. Comienzan a salir, acuden a sus graduaciones y de la noche a la mañana deciden casarse. No importa que la familia de Oliver no lo acepte y que al padre de Jennifer no le haga demasiada gracia. Ellos son jóvenes, se aman, y eso es lo único que importa.
Por eso siguen adelante con sus planes y celebran una preciosa boda íntima y personal. Suya, solo suya. Como solo suya es su historia de amor. No necesitan a las familias, a los compañeros de universidad o a los amigos. Solo se necesitan el uno al otro para ser felices. Nada más.
Como tampoco importa lo difícil que es encontrar trabajo siendo unos recién graduados sin experiencia, ni en la vida ni en el mundo laboral. Tienen toda la vida por delante, un futuro lleno de buenos momentos para compartir, para disfrutar, para amar. Y lo único que les falta para tener una felicidad completa es un hijo. Quieren ser tres, formar una familia, su propia familia. Ese es su mundo, todo lo que necesitan.
Pero con la misma rapidez e intensidad con la que nació y creció su historia de amor también nace su mayor pesadilla, su infierno, su fantasma personal. Una cruel enfermedad que consume a Jennifer sin que ni su marido, su padre o su suegro puedan hacer nada para evitarlo.
Porque nadie puede luchar contra las injusticias, contra la soledad, contra la desesperanza, contra la rabia, contra el miedo, contra la impotencia. Ni siquiera un tipo tan duro como Oliver que, al final, acabará llorando como un niño. Porque se ha quedado solo, amputado, la enfermedad y la muerte le han arrebatado una parte de sí mismo, la mitad de su vida, su historia de amor.
Lo que más me ha gustado de este libro, al margen de los protagonistas y de su historia de amor, ha sido lo actual que me ha resultado. Mientras lo leía se me olvidaba que se publicó hace más de cuarenta años. Me ha parecido una historia actual, fresca, contemporánea, que no envejece, que no se estropea.
Me ha dado la sensación de estar escuchando la historia de unos amigos, a los que conocía desde hace mucho tiempo, con los que compartí los inicios de su historia de amor, a los que vi crecer como pareja y como personas, a los que vi madurar, soñar, amar, disfrutar y, en definitiva, vivir, intensamente, buscando la felicidad, en cada momento, en cada segundo.
Unos amigos con los que reí y lloré, con los que soñé y sufrí. En definitiva, unos amigos con los que compartí la última lectura del año, el último día de 2011 y con los que viví intensamente una gran historia de amor. Unos amigos con los que quiero reencontrarme. Por eso, no creo que tarde mucho en leer Oliver's Story, la continuación de Love Story. ¿Y vosotros, habéis leído alguno de los dos libros?