Vivimos en un período de la Historia en el que uno ya no tiene muy claro qué es lo que debe sentir tras ver una película como Loving. Ha llovido bastante desde obras tan inmortales y necesarias sobre el problema racial como Shadows, ese soberbio debut de Cassavetes; o Matar a un ruiseñor, en la que se ponía en tela de juicio este espinoso tema en plena convulsión por la lucha de los derechos civiles en EEUU. Tras ésta vinieron muchas otras; unas buenas, otras no, pero la mayoría con un mensaje común: el racismo es una lacra intolerable.
Ahora bien, no me malinterpretéis. Cuando digo que 'no sé qué sentir' no me refiero a que el racismo no sea siempre deleznable, triste y denunciable; tampoco lo digo porque existan muchas pelis sobre este tema, nada de eso. Para empezar, Loving es una joya. Así, escuetamente. Y lo es porque habla de la intolerancia, del sufrimiento, del odio y del amor, con una humildad y sobriedad, que los sentimientos saltan de la pantalla a lo más profundo de la conciencia.
Gran parte de la culpa de este descontrol de las emociones es gracias a lo bien contada que está la historia de Mildred y Richard Loving, un matrimonio interracial que tuvo que lidiar con la realidad norteamericana de final de los años cincuenta. Bien contada y brillantemente dirigida por Jeff Nichols, uno de los más notables realizadores de la meca hollywoodiense de nuestros días; sin olvidarnos de las encarnizadas y vivas interpretaciones del dúo protagonista Joel Edgerton y Ruth Negga, dos intérpretes normalmente a la sombra de luminosas superestrellas que aquí dan una lección soberbia en sus respectivos papeles.
Volviendo a mi reflexión inicial, no sé qué hay que sentir tras salir de una película así. Porque de vuelta en el 2017, es verdad que las personas se pueden casar con quien deseen, sin tener en cuenta el color de la piel. Pero al mismo tiempo, seguimos viviendo dentro de un mundo lleno de prejuicios con personas de otras culturas, incluso mucha gente sigue pensando que el color de la piel determina un tipo de raza. La única raza que existe es la raza humana, sea del tipo que sea. Puede que la piel ya no sea un problema tan grande, pero cambiar racismo por orientación sexual, por ejemplo...
Es triste que tengamos que seguir mentando lo necesarias que son películas como Loving. Ojalá llegue el día en el que veamos estas obras con vergüenza de nuestro pasado y no con la de nuestro presente. Como dijo el gran Miguel de Unamuno "El fascismo se cura leyendo y el racismo se cura viajando". Ojalá llegue el día en el que una película como Loving sea innecesaria. Solo brillante y emotiva.