Revista Opinión

L@s Herman@s Mason@s millennials

Publicado el 12 mayo 2016 por Habitalia
En el caso de mi Logia, Obreros de la Libertad No. 11, me llama la atención que en estos momentos, tanto en la columna B.: como en la columna J.: contabilizamos a nueve hermanos y hermanas millennials, mientras que los otros cuatro hermanos y hermanas restantes de ambas columnas pertenecen a generaciones más antiguas.

La generación millennials define a los nacidos entre 1980 y 1995, jóvenes entre 20 y 36 años que se hicieron adultos con el cambio de milenio. Antoni Gutiérrez-Rubí, en su artículo de la edición de mayo de 2016 de la Revista Forbes (México) manifiesta que "actualmente en Latinoamérica un 30% de la población es millennials. Y según una proyección de la consultora Deloitte, en 2025, representarán el 75 % de la fuerza laboral del mundo."

De acuerdo a una caracterización que hace la revista Estratega Magazine, décima edición de 2015, en su artículo sobre los millennials, afirma que estos "no conocieron límites mientras transitaban a la edad adulta, no conocieron los tabús de la sexualidad ni la homofobia, ni las reglas rígidas, es por eso que la estructura, los horarios, las reglas y las imposiciones que conlleva la vida adulta y el mundo productivo usualmente es frustrante e irracional desde su punto de vista.".

Según el BBVA Innovation Center los millennials tienden a confiar menos en las personas que las generaciones anteriores: más de la mitad se declaran independientes, son especialmente críticos y ya forman el grupo con mayor descontento político y religioso de los últimos 25 años. Las dificultades para encontrar un empleo y para poder independizarse han fomentado este carácter de incredulidad y criticidad.

Y en cuanto a la educación, de acuerdo al informe antes citado, si los comparamos con otras generaciones, tienen un alto nivel de estudios de grado superior: algo más de tres de cada 10 (33,6%), sin embargo, pese a su nivel educativo, a la generación del milenio también se le conoce por su carácter boomerang, ya que son los que han tenido que volver a casa de sus padres y están retrasando la formación de un hogar por la situación económica actual: la dificultad para encontrar un empleo y para acceder a una vivienda.

En el aspecto de actualidad mundial esta generación vive como propio el debate sobre el calentamiento global, mientras que observa impacientemente a la vieja humanidad más conservadora negarlo sin mayores consideraciones científicas.

También es muy particular el uso activo de las nuevas tecnologías diferencia a estos jóvenes de las otras generaciones, especialmente por la necesidad de compartir información. Esta es una generación conectada digitalmente y se habla a sí misma en múltiples niveles de manera constante.

De acuerdo al artículo de María Lekant: "Millennials": Así es la generación que ya no recuerda cómo era el mundo sin Internet; destaca que la generación del milenio es mucho menos religiosa que las generaciones precedentes: de acuerdo con el centro analítico Pew Research Center, la generación del milenio no solo se relaciona con menor frecuencia con alguna religión, sino que ni siquiera tiene una postura clara sobre la existencia de Dios. La gran mayoría (86%) se considera creyente, aunque solo el 58% de los encuestados está "absolutamente seguro" de que Dios existe.

Esta tendencia se observa desde el año 2000, cuando se hicieron encuestas entre personas de esta generación. En 1970 solo el 12% de los escolares contestaron que nunca habían asistido a un servicio religioso, mientras que hoy en día responde así el 27% de los encuestados.

Los millennials masones son por su naturaleza críticos, para ellos la masonería no es un bello sistema moral de símbolos, como definición predominante, para ellos la masonería son todos los actos y las palabras que salen de los mismos masones que les tienen por hermanos y hermanas.

En este sentido no se dejan obnubilar por las charreteras, tampoco les interesa demasiado perseguirlas, por el contrario, exigen permanentemente calidad y conocimiento de quienes las ostentan.

Los millennials con razón reprochan críticamente a las generaciones más antiguas su responsabilidad sobre el estado actual del mundo, los millennials, como diría el hermano masón José Ingenieros no tienen complicidad con el pasado, y sin embargo enfrentan una vida en extremo difícil, ya que para ellos procurar el progreso por las vías tradicionales es casi una utopía, así como siquiera considerar cuestiones como la pensión u otras prestaciones sociales básicas.

Sin embargo, nuestro Hermano filósofo José Ingenieros, desde Oriente Eterno dejó un mensaje para ellos en su libro Las Fuerzas Morales: "Las grandes crisis ofrecen oportunidades múltiples a la generación incontaminada, pues inician en la humanidad una fervorosa reforma ética, ideológica e institucional. Una nueva conciencia histórica deviene en el mundo y transmuta los valores tradicionales de la justicia, el derecho y la cultura. Intérpretes de ella, los que entran en la vida siembran fuerzas morales generadoras del porvenir, desafiando el recrudecer de las resistencias inmorales que apuntalan el pasado."

Los millennials son la generación que en el corto plazo afrontará los destinos de la humanidad, como hemos visto les caracteriza: menos religión, más individualismo, ética social y medioambiental, cultura digital, no conocen los tabús de la sexualidad ni la homofobia, no gustan de reglas tan rígidas que eviten el pensamiento crítico, en consecuencia, es una generación que de manera natural vibra de acuerdo a la masonería liberal, esa masonería verdaderamente ecuménica, que no solo pretende el universalismo sino que lo practica, porque en su seno, hombres, mujeres, o más bien personas humanas que representan a toda la humanidad, viven como hermanos sin distinciones de ninguna clase (raza, género humano, política, religión, estatus social, estatus económico, etc....) así mismo, los millennials son el caldo de cultivo de la profundización de la masonería de progreso, esa masonería verdaderamente humanista, que predica la necesidad de la maestría de la arquitectura interior, para así poder construir verdaderos eslabones sociales que permitan una humanidad más liberal, igualitaria y fraternal.

Estaremos dentro de poco en buenas manos


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