Revista Viajes
Hemos llegado a Laos a las 6.00 am y en sus calles hemos encontrado uno de los primeros atractivos, la procesion de monjes budistas recibiendo la donacion de arroz del pueblo, sin duda un momento pintoresco que ocurre cada dia en esta ciudad, a cambio de que los monjes rezen por ellos. Tras ello, hemos bucado nuestro hostel e ido a desayunar, baguettes preparadas en la calle, con mezcla de vegetales y pollo, con algo mas que se le puede anadir, un manjar, lo comimos junto al rio, al paso de al gente que cargaba sus productos para llevar del otro lado, y mas tarde nos dispusimos a conocer la ciudad mas turistica del pais. Y bien que merece el titulo, porque es un pueblo grande con unos palacios preciosos, y unas calles pintorescas geniales, un lugar todavia no demasiado corronpido por el turismo, perdido al norte del Rio Mekong, a pesar de tener un aeropuerto internacional, y ser blanco de todos los turistas, aun conserva un encanto inaudito. Subimos a la parte mas alta de la ciudad a ver sus dimensiones y los dos rios que confluyen en ella, comimos en el cruce ambos, y seguimos paseandolo hasta encontrar uno de los mejores bares con vistas de la ciudad, el recomendabilisimo Utopia. Por la noche, cenamos en el no menos recomendable restaurante, Tamarind, tipica comida Laosiana, muy bien presentada y explicada, es una ciudad muy tranquila y relajante, donde a las 23h cierra todo para dejar lugar al descanso y la reflexion.