Luberjack se presenta en el panorama musical español en la mejor onda de las bandas de rock españolas. En una interminable secuencia de sonidos indies repletos de ecos anglosajones, Luberjack se echa encima, con fuerza y pasión, todas las sintonías posibles de una música rock que a veces juega a disfrazarse de oleadas de puro rock’n’roll sin desdeñar la mejor esencia de las bandas sureñas norteamericanas. Con un sonido limpio y directo, y con unas letras que no engañan porque están pensadas para llegar directamente al corazón, Luis Solo y Roberto Crespo consiguen atrapar la atención de aquellos oídos sensibles y distraídos que no desdeñan de la buena música. Y todo ello, bajo la batuta de la producción de Iñaki “Uoho” Antón. El nuevo disco de Luberjack lleva por título Llegó la hora, y se compone de diez canciones radiantes, pues cada una de ellas desprende un sinfín de arcoíris propios que las iluminan por sí mismas. Tanto es así, que al escuchar las canciones de este Llegó la hora, no podemos dejar de acordarnos de bandas como Fito y Fitipaldis, Platero y tú o Kortatu, todas ellas con un punto geográfico común, que a lo visto y escuchado, impregna un carácter y unas influencias musicales propias.
El disco se abre con el tema Tan fácil y unos toques de guitarras que buscan ensamblarse a la onda más cercana de las bandas clásicas de rock americano. Sí, tan fácil como dejar que la imaginación de Luis y Roberto surque el Océano Atlántico para llegar a los confines de la ruta 66 y atravesarla entera de este a oeste con profusa luminosidad. Ponle corazón, y a la postre primer single del disco, se abre como un potente rock’n’roll que sigue las entrañas de las mejores canciones de Fito y Fitipaldis, sin por ello desdeñar las dosis propias de la música de Luberjack, en el que sobresale un nervioso y magnético piano eléctrico. R’n’r es otro arrebato de puro y trepidante rock’n’roll, ya que desde la primera nota se sumerge en los confines de la barrica de las esencias más genuinamente rockanroleras, donde la letra es toda una declaración de principios: “sin importar lo que digan los demás”. Un vendaval que se ajusta de nuevo los machos en Nadie, una nueva muestra del buen quehacer musical de Luberjack en su vertiente más r’n’r.
La balada del disco sirve de ruptura entre la primera y segunda parte de este Llegó la hora. ¿Porque te asusta volar? es un tema que nos rasga el corazón (de la mano de las cuerdas de una guitarra), pues aborda el tema de los malos tratos con la desnudez de una letra y una melodía que ponen en valor el oficio de Luis y Roberto (en este tema cuentan con la colaboración en letra de Irene L. Montes) ¿Porque te asusta volar? es una canción que es pura poesía y nos hace reunir las fuerzas suficientes para seguir luchando: “la historia la escribes tu misma/ la gloria te espera al final/ el miedo no debe ganar”. Con el corazón en un puño pasamos a Siete, un corte que ahonda es las raíces norteñas del rock español como signo de identidad y un número siete como leitmotiv de un sinfín de intenciones. Funambulista es una fusión de todos los sonidos que posee la caja de música de Luberjack, pues las notas se precipitan por un tobogán que no tiene red de protección al final; libertad compositiva y musical a raudales.
Con Ya soy otro, Luberjack endurecen sus intenciones más rockeras con un espléndido juego vocal al que acompaña un no menos perfecto órgano de fondo. Llora la tierra de nuevo se fusiona con el clasicismo sonoro de Fito y Fitipaldis en versión Luberjack, con una energía intacta a lo largo de todo el tema, en una especie de calentamiento global, y en donde las guitarras resurgen con fuerza e ilusión renovadas hasta llegar a No soy romántico, el cierre a este brillante Llegó la hora, un perfecta banda musical repleta de oleadas del mejor rock’n’roll.
Reseña de Ángel Silvelo Gabriel.