Revista Medio Ambiente

Luces fantasmales en la mar

Por Davidalvarez

Durante algunas noches al año, y más frecuentemente en verano, aparecen unas extrañas luces azuladas en la superficie de la mar que durante siglos han despertado la imaginación de marineros y habitantes de las poblaciones costeras. Como suele ocurrir con muchos fenómenos aparentemente inexplicables, la presencia de estas luces se relacionó con todo tipo de fenómenos paranormales, desde espíritus de marineros ahogados hasta almas de brujas que surgían de las aguas. En Uruguay y Argentina, a esos resplandores azulados se los llamaba "luces malas" aunque como veremos, no hay nada de malo y misterioso tras ellas.

“Mientras navegábamos, el mar presentó el más bello y maravilloso espectáculo. Había una brisa fresca y en cada parte de la superficie en la que durante el día se veía espuma ahora se emitía una luz pálida. La nave apartó dos nubes de fósforo líquido, y su estela era seguida por un séquito lechoso”

Así describía Charles Darwin en uno de sus cuadernos de viaje, su encuentro con esas luces durante su travesía a bordo del Beagle con el que dio la vuelta al mundo entre 1831 y 1836. De hecho, fue Darwin el primero que asoció la presencia de esas luces a organismos vivos.

Luces fantasmales en la marFotografia de Brett Chatwin

La aparición de esas luces azuladas se debe a la presencia de ciertas especies de dinoflagelados, unos organismos unicelulares que forman parte del plancton marino y que tienen la facultad de producir luz como un mecanismo de defensa contra los depredadores. En el interior de estos animales se produce una reacción química catalizada por la enzima luciferasa y que oxida las moléculas de Luciferina, que al transformarse en oxiluciferina desprende energía en forma de luz.

Luces fantasmales en la mar
La capacidad de producir luz mediante este tipo de reacción química es más frecuente de lo que se cree y está presente en numerosos organismos a lo largo de prácticamente todos los niveles biológicos, desde hongos, microorganismos, artrópodos hasta algunos vertebrados como los peces. Asimismo, esta luz química puede usarse para varios fines: atraer a una pareja, como en el caso de las luciérnagas, atraer presas, como muchos peces abisales y también como un método de defensa contra los depredadores, funcionando como un mecanismo de distracción.
En el caso de los dinoflagelados que producen la bioluminiscencia marina, conocida en algunos lugares como "mar de ardora", las luces se producen cuando estos animales diminutos se excitan con las vibraciones de la superficie del mar, ya sea por el oleaje o por la presencia de otros organismos moviéndose dentro de ella. Incluso nosotros mismos, si tenemos la suerte de bañarnos en la mar en el que se den las condiciones propicias, podremos ver como el agua se ilumina mientras nos movemos dentro de ella.
Para que se produzca el mar de ardora se necesitan unas condiciones que favorezcan el crecimiento y la concentración de estos pequeños organismos. En las últimas semanas, estas condiciones de estabilidad ambiental y temperaturas altas ha producido un intenso crecimiento planctónico, que es el alimento de la Noctiluca scintillans. Las Noctilucas, debido a su limitada capacidad de movimiento se mueven empujadas por las corrientes marinas, y cuando se produce una estabilidad ambiental como consecuencia de la combinación de vientos y mareas, se concentran en determinados lugares que quedan en calma. Cuando la densidad de noctilucas es muy elevada, durante el día el agua aparece teñida de un color anaranjado muy característico, y es durante la noche cuando se produce la bioluminiscencia.

La presencia de estos dinoflagelados ha llamado la atención durante las últimas semanas en muchas playas gallegas, donde este año se ha producido un espectacular crecimiento de las mismas. Los primero que hay que decir es que no entrañan ningún riesgo para la salud, ni son responsables de otras mal llamadas mareas rojas, de las que hemos oído hablar muchas veces, y que si pueden ser tóxicas. En este último caso, estos episodios tienen su origen en la floración masiva de ciertas especies de microalgas que liberan toxinas como resultado de su actividad metabólica, y que cuando son filtradas por los moluscos que se alimentan de ellas concentran esas toxinas en sus tejidos, lo que los convierte en peligrosos para nosotros si los consumimos. 
En el caso de estas mareas rojas por el día y bioluminiscentes por la noche, como hemos comentado, son inofensivas y han protagonizado numeras fotografías, no solo en nuestras costas sino en muchos lugares del mundo. 

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