Las luces y sombras son las dos caras de una misma moneda y aunque la lances al aire y no sepas cuál te va a salir, lo importante es que estés preparado para vivir cualquiera de las dos circunstancias porque ambas, las luces y sombras, lo positivo y lo negativo, son necesarios para seguir creciendo y para que encuentres tu propio camino en la vida.
No intentes huir de tu sombra porque entonces estarás huyendo de ti mismo. Ni pretendas abandonarla u ocultarte tras ella. Tienes que aprender a vivir con ella. A bailar con ella, a seguir sus movimientos, a lograr una coreografía perfecta. Incluso debes aprender a alimentarla para que no sea más pequeña que tu propio yo. Un hombre no es nada sin su sombra de la misma manera que el sol y la luna se necesitan para seguir existiendo.
Si no reconoces tu sombra, ha llegado el momento de que mires en tu interior, profundamente, allí donde nunca habías llegado y escuches la dialéctica de tu cuerpo y de tu alma. Y en esa búsqueda de tu sombra llega el momento de emprender el maravilloso viaje que siempre habías deseado iniciar y que te ayudará a encontrarte contigo mismo. No tengas miedo de tu sombra, ni mires atrás para ver si te acompaña, tan sólo deja que siga tus pasos y aprende a vivir con ella.
