Por recomendación de mi querido Jorge Lewin ayer visité la exposición "Un Mundo Feliz. Panamá en ojos de Carlos Endara" en Casa América. Es una visita muy recomendable si lo que se quiere es ver un documentalismo regional delicado, una fotografía mimada y cuidada en extremo de una calidad insuperable, un estudio sociológico de una época determinada y el sentimiento de felicidad que puede llegar a trasmitir un fotógrafo de estudio al que su pasado como pintor le salía por los poros.
La expo está dividida en dos salas. La primera es una muestra de lo que imagino serán albúminas, por que la cartela solo reza copia de época pero no la técnica empleada, (primer tirón de orejas). Las copias se encuentran en un estado de conservación muy bueno y tienen una calidad impresionante. Se ve que son copias por contacto al estilo de las que recientemente vimos de Atget, pero bastante mas cuidadas desde el punto de vista "laboratorístico". Resaltar que hay un par de copias "iluminadas" de una belleza sin par, alejadas de las muchas horteradas de la época en materia de iluminación, (coloreado por medio de oleos o anilinas).
Esta primera parte es bastante espectacular, son aproximadamente 25 fotografias con unos retratos que captan ese posado disimulado tan típico de la época. Fiestas, bailes, carnavales, todas las razas que estaban en aquel momento en aquel convulso a la par que floreciente Panamá. La mayoria eran contactos de 8x10" aunque en muchos casos la cartela indicase otra medida diferente, (segundo tirón de orejas). En las copias por contacto no había problema con las medidas, pero en cuanto el formato era media o cuarto de placa, la cartela seguía rezando 20x25 cm en la mayoría de los casos. Pero tanto los errores de tamaño y la omisión de la técnica no ensombrecieron lo espectacular de esa sala. Y pasamos a la siguiente sala en la que la bienvenida la dan unas cajas de luz con unas placas originales, (!!!!), seguramente motivo de palpitaciones en mas de un conservador, mas aún viendo como una de ellas había "craquelado", (ya no quedan orejas de donde tirar). Si obviamos lo que ven nuestros ojos al frente, esta segunda parte empieza con unos enmarcados de 5 copias cada uno, con unos retratos muy estéticos de cuerpo entero, que en conjunto forman toda una enciclopedia visual sobre los oficios, trajes y uniformes de la época, así como peinados y estilo de bigotes. Hasta aquí todo perfecto, copias vintage, tamaños originales, el tinte amarillo/ verdoso de esas copias de una calidad, repito inigualable. Pero no podía ser todo perfecto y no sabemos quien debió pensar que había pocas copias y que además eran pequeñas y encargó unas 15 impresiones digitales de 70x80cm en blanco y negro de muchas de las copias que acabábamos de ver en la expo. El trabajo de reproducción es peor que malo, algo así como un escupitajo en la cara para ser mas gráfico. Sobre todo teniendo en cuenta que de una de las reproducciones, (por llamarles de alguna manera), estaba expuesta su placa en una de esas cajitas de luz antes comentadas. Con mi móvil hice una foto a la placa y a la copia. Se que no son maneras, pero es que la placa estaba tan sumamente compensada y excelsa de tonalidades que al ver la impresión digital con todas las altas luces reventadas y las sombras empastadas casi nos da un ataque al hígado.
A la izquierda la placa original y a la derecha la impresión digital.
Aquí un pequeño detalle de como una placa perfecta puede ser convertida en un descarte de poster del Carrefour. Es más, en los posters de Carrefour ¡¡¡¡no te encuentras estas barbaridades!!!! :-)
Aquí vemos la copia vintage con unos detalles en las luces más que matizados y a la derecha después de pasar por un baño digital de Lejía Conejo. ¡Mas blanco no se puede!
No es comprensible semejante atropello a un autor tan cuidadoso con su producción fotográfica. No exagero lo más mínimo como comprobará todo el que visite la expo. De todos modos antes de que finalice, (hasta el día 11 de septiembre), volveré a verla y disfrutaré de la visión Panameña de Carlos Endara y sus magníficas copias. ¡100% recomendable!
Saludos Argénticos y feliz final de verano,
Rubén Morales