Revista Cultura y Ocio
A mi abuelo paterno, Ildefonso Bravo Barainca, trabajador del Metro de Madrid, le gustaba mucho la lucha libre, y más de una vez le escuché añorar las veladas del viejo circo Price (sede actual del Ministerio de Cultura, donde también se libran peleas, aunque de otro tipo). La idea de recuperar en el nuevo Price la lucha libre, por tanto, no sólo me parece original, sino que me ha devuelto, y lo agradezco, el recuerdo de mi abuelo. Pero no es el viejo “catch” el que regresa, sino una lucha artística, con combates incruentos en los que los luchadores son bailarines y músicos. El autor de esta magnífica idea es Pere Pinyol, actual director del Price, y las ocho veladas empezarán el próximo viernes. “Vuelve la lucha -ha escrito-, el combate de creadores, la energía, el sudor, la pelea entre artistas”. Los acróbatas Francesca Lissa y Celso Pereira protagonizan el combate cuerpo a cuerpo; Carles Santos se enfrenta a sí mismo en el combate del yin y el yan; el pianista canadiense Serouj Kradjian peleará con el violinista Ara Malikian en el combate del mestizaje; el baile contemporáneo de Sol Picó se las verá con el clasicismo de Igor Yebra en el combate de la belleza; e Israel Galván, uno de los grandes heterodoxos del flamenco, luchará en el combate flamenco a muerte con Los Tres Mil, un grupo procedente del barrio sevillano de Las tres mil viviendas. Iré al Price y de nuevo, seguro, recordaré a mi abuelo. Gracias, Pere Pinyol.