Revista Deportes
Contra todos, pero al final se sacó adelante la liga. Luchando contra muchos lobos, contra manadas de lobos hambrientos que defendían a quien les prometía un futuro mejor.
Luchando contra un rival sostenido en ocasiones de forma artificial para que no se quedara rezagado. Unas veces con un penalti fuera del área, en otras con un gol en fuera de juego, y pocas, muy pocas, disimulando a nuestro favor para que todo pareciera un accidente.
Y cómo sería esa lucha, que una mañana, Marca, queriendo hacer un favor, destapó que Messi llevaba las mismas tarjetas amarillas que Pepe, lo cual es para que los árbitros hubieran decidido abandonar este deporte y dedicarse a algo más acorde con sus capacidades, o a hacer un monográfico de honradez en una isla desierta.
En Navidad el Real Madrid ya estaba grabando el sextete, Cristiano era el mejor del mundo y Messi estaba acabado. Y hubo que luchar contra otros lobos, además de los lobos del silbato. Hubo que pelear para defender a Messi, pero la directiva no supo y una vez más, Cristiano se llevó, a saber con cuantas llamadas esta vez, un trofeo, para intentar hundir a Leo.
Y desde el palco más famoso del mundo(y no siempre por temas deportivos) iban apareciendo tentáculos que se extendían a la prensa. Se esforzaban los de siempre, para solicitar que Messi fuera a la cárcel, querían su imagen en el banquillo de los acusados. Leo que paga a Hacienda el doble que Cristiano, era el infractor, el malo de la peli, tal vez con el sueño húmedo de convencerle para irse a otro país en el que ser honesto no quite puntos en el curriculum Y se emplearon a fondo. Todo por la caspa que decía un conocido.
En esta España, que cada vez es menos mía, y yo diría que menos nuestra, y más de los mismos, se escapaba el olor a cerrado y sacristía que describió el maestro. Y luego le llegó el turno a Neymar, a Rosell y a Bartomeu, y sobre todo al Barça. Cada éxito culé era tapado con una noticia que, casualmente, aparecía al día siguiente. Unas veces imputaban a alguien, otras acusaban con errores que avergonzarían hasta a un estudiante de Derecho, pero ellos no cejaban en su empeño. Unos lobos con bufanda, que utilizaban sus púlpitos para dejar la simiente.
Y aquí criticábamos las rotaciones de Lucho, que ciertamente, en algún momento eran criticables. Y también contra ese lobo hubo que luchar, hubo que convencer a mucha gente que corriendo, a la contra o de cabeza, también los goles eran válidos, y defender que ir a un córner con 9 no era buena idea. Y el lobo de la posesión, iba creciendo.
Y Lucho no se hablaba con Leo, y Zubi fue a la calle, y Puyol estaba molesto, y todo parecía en descomposición, y nos imaginábamos un final peor que con el Tata.
Pero llegó 2015 y los del sextete estaban cansados, se les notaba diferentes, y los nuestros, salvo el día del Málaga, nos empezaban a dar buenas sensaciones. Y no sé si Leo hablaba con Lucho pero hablaban en el campo.
Y entre imputación y amenaza, entre insultos y provocaciones, nos pusimos arriba, cayeron en Copa, y hace nada cayeron también en la Champions.
Y disfrutamos con los goles, se nos volvió a caer la baba con las jugadas antológicas(y algunos nos preguntábamos en qué lugar del camino perdieron la coherencia los que comparaban a Leo con el otro) y vimos ese tridente maravilloso que nos hizo retrotraernos a las épocas de los títulos, a pesar de que desde casa Villar nos seguían enviando a los lobos que más daño podían hacernos.
Ayer nos mandaron a uno de los machos alfa del arbitraje, y como es lógico, actuó como se esperaba.
Tal vez por ello nos alegramos tanto por el triunfo, y tal vez por ello, algunos de ellos, ayer empezaron a hablar de baloncesto