Médico, política, escritora, Edith Summerskill fue una mujer excepcional que luchó toda su vida por los derechos de las mujeres. No sólo defendió su capacidad intelectual y profesional sino que abogó por una fuerte defensa de la maternidad.
Estudiante de primer orden
Edith Clara Summerskill nació en Londres el 19 de abril de 1901. Era la hija menor del doctor William Summerkill y su esposa Edith Clara Wilde. Buena estudiante desde bien jovencita, Edith se formó en la escuela Eltham Hill Grammar hasta que consiguió ingresar en 1918 en el prestigioso King’s College donde inició sus estudios de medicina. Seis años más tarde se convertía en doctora; un año después se casaba con el doctor Edward Jeffrey Samuel.
Una visión socialista de la medicina
En 1928, Edith y Edward establecieron una consulta médica en el norte de Londres. La práctica de la medicina la acercó a la realidad social y en 1930 formó parte de la primera asociación de medicina socialista de Inglaterra cuyo fin principal era conseguir un sistema sanitario gratuito y accesible a toda la población. Un año después, la joven asociación, de la que Edith fue uno de sus miembros más activos, se unió al partido laborista inglés.
Una mujer política
Con 32 años, Edith inició su carrera política en el Middlesex County Council. A partir de ahí, en 1938, empezó a ejercer su actividad política como miembro del Parlamento por Fullham West. Tras trabajar como Secretaria Parlamentaria en el Ministerio de Alimentación (1945-50), fue promovida para el cargo de Ministra de Seguridad Social y Nacional, cargo que ejercería entre 1950 y 1951.
Edith estuvo toda su vida política ligada al partido laborista de cuyo comité ejecutivo formó parte entre 1944 y 1958.
Sobre los derechos de las mujeres
La trayectoria profesional de Edith Summerskill estuvo marcada por su lucha constante en defensa de los derechos de las mujeres. Desde los aspectos médicos de mejora de las condiciones de las mujeres parturientas, hasta los derechos básicos a acceder al mundo intelectual y profesional.
Como presidenta de la Asociación de Mujeres Casadas, Edith quiso asegurar los derechos de las amas de casa y las mujeres divorciadas llegando a promover la promulgación de varias leyes en este sentido.
Cartas a otra gran mujer
Uno de los documentos más interesantes que nos legó Edith Summerskill fueron las cartas escritas a su hija Shirley durante los años 50. Edith no sólo reflejó sus anhelos y dificultades por conciliar su vida laboral y profesional y su familia e hijos, sino que defendió en sus palabras la creencia de que las mujeres eran superiores a los hombres a nivel intelectual. A pesar de ello, Edith explicaba a su hija que muchas mujeres habían tenido que sufrir el rechazo social por haberse querido equiparar profesional e intelectualmente a los hombres.
Edith Summerskill murió a punto de cumplir los 80 años el 4 de febrero de 1980. Tras de sí dejaba una larga vida de lucha y defensa de los derechos básicos de las mujeres.