El miedo es el mayor fabricante de esclavos y los políticos, que lo saben, lo utilizan para ejercer su dominio sobre los ciudadanos y gobernar sin obstáculos y sin democracia. Por eso, luchar contra el miedo es la clave para ser libres y para mejorar un mundo en el que los políticos y los poderosos son el gran problema. ---
El miedo es la antítesis de la libertad y la antesala de la esclavitud. Los pueblos con miedo son fácil presa de los políticos, una clase que tiende, por desgracia, a acumular poder y a oprimir a los ciudadanos. Por eso, antes de conquistar las libertades y derechos y antes de construir un sistema justo y decente, hay que liberarse del miedo.
El miedo es la emoción mas fuerte que experimenta el ser humano, tan fuerte que paraliza. Además de esclavo, el miedo te hace pasivo y te impide rebelarte, luchar y afrontar el desafío de cambiar el mundo.
Vencer el miedo no significa dejar de sentir temor, pero si dejar de paralizarse. Todo el mundo siente miedo porque el miedo es un mecanismo natural de defensa frente al peligro y el riesgo, pero no todos se dejan dominar por el miedo. Tener miedo es saludable, pero dejarse dominar por el miedo es la desgracia del cobarde.
Los poderosos son conscientes de que el miedo es su principal aliado y que una ciudadanía atemorizada es fácilmente gobernable porque se deja oprimir y expoliar. Todos los tiranos y no pocos falsos demócratas han utilizado y utilizan el miedo para dominar a sus pueblos. Abusos como el ya famoso Impuesto de Sucesiones y Donaciones, mediante el que el poder gobernante te arrebata la herencia que recibes de tus mayores, no existirían si supiéramos derrotar al miedo porque saldríamos a las calles para arrinconar a los que nos imponen ese vergonzoso e indecente tributo.
El poder sabe como expandir el miedo y muchos de sus comportamientos tienen ese objetivo: exhiben poder y dominio, se rodean de lujo, boato y fuerza, incluyendo guardaespaldas, coches oficiales, policía con uniformes inquietantes, jueces amigos que manipulan la Justicia y periodistas sometidos que ayudan al poder, amenazan y exhiben riesgos y temores a través de los grandes medios de comunicación. Todo lo hacen con la intención de intimidar, paralizar y reprimir a los ciudadanos.
El gran secreto del éxito de los totalitarismos, sobre todo del mayor de todos, el comunismo, es su maestría utilizando el miedo como esencia del poder. La principal causa de que las corrientes libertarias, saludables y democráticas, hayan sido casi borradas del mapa es el miedo. La gente, cuando se siente atemorizada, quiere que el Estado se lo solucione todo. Y es ahí donde comienzan los problemas porque el Estado no es la solución sino el problema.
El miedo es especialmente fuerte y poderoso entre los que poseen bienes, disfrutan de una vida agradable y se sienten felices. Los propietarios y las clases medias son especialmente sensibles al miedo, como lo son también los que tienen a personas débiles a su cargo, sobre todo mujeres, niños y ancianos. España, un país de propietarios que ha pasado rápidamente de la pobreza a la prosperidad y que ha vivido una guerra civil sangrienta no hace mucho, es un espacio propicio para que los cobardes paralizados inunden las calles.
Todo eso lo sabe el poder y lo aprovecha para asustar con peligros, muchas veces inventados: peligro terrorista, peligro de crisis económica, peligro de pérdida del trabajo, peligro de cierre bancario y corralito, peligro de caos y desorden, peligro de inseguridad ciudadana, etc.
La sociedad, la iglesia, el estado, todos quieren que estemos en un constante estado de miedo: miedo a lo conocido, miedo a lo desconocido, miedo a la muerte, miedo del infierno, miedo de perder el cielo, miedo de no hacerte un nombre en el mundo, miedo de no ser nadie.
Aunque todos sentimos miedo, incluyendo a los valientes, el miedo puede vencerse utilizando la razón y practicando la osadía.
El ser humano nace biológicamente armado con un mecanismo de respuesta inmediata a la amenaza. Ese mecanismo, instalado en el cerebro mas primitivo, se denomina "lucha o huye" y se activa cada vez que uno se siente amenazado. El consejo y el impulso hacia la huida es mas fuerte que hacia la lucha porque de ese modo se protegía mejor a la especie en los tiempos antiguos.
Los únicos que no sienten miedo son los impetuosos y los locos.
Aunque el mecanismo de "lucha o huye" se produce en el cerebro antiguo, la decisión de como actuar, huyendo o enfrentándose al peligro, se adopta en el neocortex o cerebro nuevo, lo que permite que existan los valientes y que puedan controlarse las respuestas al miedo y a las ansiedades.
Gracias a que las facultades superiores del cerebro están al mando, millones de personas vencen diariamente el miedo al subirse a los aviones comerciales, viajando en barcos o practicando deportes de riesgo.
De lo que se trata es de copiar el mismo mecanismo a la hora de enfrentarse al miedo que imponen los poderosos. Uno analiza el riesgo y decide luchar en lugar de huir. Entonces, el miedo, aunque sigue vivo, deja de ser paralizante y de hacernos débil. Es la osadía contra la cobardía.
Nuestras vidas están llenas de miedo, pero también de actos osados que vencen ese miedo primitivo. Contra el miedo, la rebeldía, la valentía de ser diferentes, el orgullo de ser libres, de no someterse, de pensar de otro medo a como quiere el poder, de plantar cara a los que quieren siempre imponer su voluntad.
No puedo prometerles que si practican la formula "Razón y osadía contra el miedo paralizante" serán valientes, a partir de ahora, pero sí les prometo que serán menos cobardes, que derrotarán muchas veces la parálisis y que, al luchar contra la injusticia, se sentirán mas libres, rebeldes y útiles para la civilización y el progreso humano y pondrán su grano de arena para que el mundo que habitamos sea cada día un poco mejor.
Recuerdo una frase que repetía el general OmarTorrijos, el que fue dictador de Panamá en los años setenta del pasado siglo XX, y que resume la fórmula de lucha contra el miedo: "Al peligro no te arrojes, pero si te ves en él, ni te aflijas, ni te aflojes".
Y una consideración final: el poder, a pesar de su exhibición de fuerza, es cobarde. Los poderosos tienen mucho mas que perder que nosotros porque ellos son los dueños del mundo y viven en un paraíso que temen perder. Déjalos que sigan mandando, pero con condiciones: exígeles a cambio que sean decentes, servidores públicos y buenas personas, en lugar de canallas opresores y bandidos saqueadores.
Francisco Rubiales