Revista Cine
Directora: Paula van der Oest
Y todavía no nos vamos de Holanda... Me puse a mirar la lista de pre-nominadas al oscar a mejor película extranjera poniendo especial atención a las no-nominadas, entre ellas "Turist" de Ruben Östlund -ya comentada-. También quedó fuera una de Georgia y la de Venezuela, "Libertador", que no me inspira mucha confianza ni deseos de verla. La cuarta no-nominada es ésta, "Lucia de B.", traducida al inglés como Accused, de Paula van der Oest, una directora que ha dirigido bastantes películas en su tierra natal, entre ellas una que efectivamente llegó a estar nominada en su tiempo. Pero volviendo a lo que es "Lucia de B.", no se puede negar que tiene toda la estampa de producción en busca de premios, lo que puede desembocar en una terrible película llena de deshonestidad y alevosía, o lo que pasa en este caso, una cinta que a pesar de sus tópicos y lugares comunes es capaz de entregar una historia interesante realizada con oficio y respeto. De todas formas, su no-nominación es merecida, para qué mentir.
"Lucia de B." relata lo que fue el proceso en torno a Lucia de Berk, una enfermera que fue acusada de asesinar a muchos recién nacidos y otros tantos ancianos. ¿Será cierto?, ¿culpable o inocente? Basada en hechos de la vida real, olvidaba agregar. ¡Basada en hechos reales!
"Lucia de B." se desarrolla a través de dos líneas que no se demoran mucho en confluir: naturalmente, la de la acusada y cómo vive todo este proceso; y la de una joven que justo cuando llega a trabajar de asistente de fiscal recibe el caso de la enfermera esta, mostrándonos cómo ayuda a investigar y recabar pruebas y encontrar verdades incómodas. Nada nuevo: los dos puntos de vista en juego, acusada y acusadores, cada uno con sus verdades y sus valores en perpetuo enfrentamiento. Insisto, los lugares comunes son varios y tan manidos que a decir verdad poco aportan al panorama general, incluso restan algo de credibilidad, como si en vez de compleja realidad los acontecimientos relatados hubiesen salido de la mente de un guionista del montón -y lo digo porque a veces los clichés son de mucha ayuda cuando se usan con habilidad-. Pero si uno es capaz de escapar de los prejuicios y, hasta cierto punto, "pasar por alto" algunos clichés, como que la asistente del fiscal sea una joven extremadamente idealista capaz de dejar todo atrás por lo que considera justo, que los malos sean muy malos -o no malos pero sí intransigentes e irreflexivos, a fin de cuentas, obstáculos al bien común- y los buenos muy buenos, que el poder lo corrompe todo, que en ocasiones el tono sea obviamente tendencioso, que hayan numerosos flashbacks sobre la difícil niñez de Lucia de Berk, o que una "oportuna" y lacrimógena banda sonora nos intente, como primera opción formal, insuflar emoción e inspiración..., entonces la película en cuestión se puede disfrutar lo suficiente como para no sentirse estafado ni nada por el estilo. Yo quedé conforme a pesar de todos esos tics, estéticos y narrativos, tantas veces vistos y despreciados.
¿Por qué? Primero, porque durante gran parte del metraje lo tendencioso se mantiene a raya y se logra sostener, si es que no sabes nada del caso al momento del visionado -como yo-, el desconocimiento y la ambigüedad, amén de la fría y azulada atmósfera que la directora desarrolla, y, naturalmente, de la construcción de la trama. Al inicio las pruebas en contra de Lucia de Berk parecen tan irrefutables como aquellas otras que la exoneran de los hechos, antecedentes sumados a un comportamiento tan maternal y responsable como misterioso y sospechoso. Una vez aclaradas las verdades y mentiras del caso, la ambiguedad pasa a ser indignación, muy bien sostenida por la directora, que no cae en lo manipulador -no en exceso, pero ya se empieza a notar lo tendencioso... aunque para ser honestos, con los detalles del caso es imposible mantenerse 100% neutro, ¿no? Digo, los hechos hablan por sí solos- ni tampoco en lo facilón: es capaz de sorprender a base de expectativas y promesas rotas, que nos dejan tan colgados como los personajes afectados.
Segundo, relacionado con lo primero de manera íntima, la directora tiene buen pulso narrativo, logrando mantener el interés y el tempo de cada escena sin sobresaltos o caídas de ritmo. Uno no se cansa de "Lucia de B.", eso digo. Además, con lo obvio y semimanipulador que a veces es el mecanismo formal, debo decir que me sentí conmovido en un par de ocasiones, más por el hecho y la injusticia en sí que por la músiquita de fondo, aunque debo admitir que ésta potenció las sensaciones primeras. Qué puedo decir, Paula van der Oest es una directora efectiva, sabe lo que hace y cumple lo que promete, en términos cinematográficos. Hace un buen trabajo: no le resta seriedad a algo que bien pudo, en manos incapaces, haber resultado indignante de ver pero por lo mala de la película-... Paula van der Oest le hace justicia a la importancia del caso.
Tercero, el tema de la película, que de paso le permite a la directora criticar la vanidad y la codicia de algunos elementos que habitan en el sistema de justicia, que irónicamente tiene un mecanismo que alimenta egos y la consecuente lucha de personalidades y prestigios, a la postre más importantes que la justicia misma ("no puedo perder pues pierdo mi puesto, etc."), siempre tiene vía directa a los sectores más emocionales de la mente, ¿o no? A todos nos ha tocado, en mayor o menor medida, una injusticia, como cuando en el colegio el niño favorito de la profesora te molesta y ésta lo deja sin castigo dada su condición "especial"... Vamos, que a todos nos da ganas de ver a los injustos recibiendo sus castigos o perdiendo el crédito que tanto ostentan.
En conclusión, "Lucia de B." no es una película excepcional, pero considerando que su interés no es artístico sino que, digamos, informativo e incluso "turístico", entonces todos los notorios reproches se pueden obviar, pues así como la película está, no se le puede condenar toda vez que la narración y la realización son más que aceptables y cumplen lo suyo. Además dura 90 minutos que, amén de una directora capaz y sagaz, se pasan volando entre arrestos, juicios y discusiones sobre la ética y la humanidad... y bueno, los llantos y los perdones y las redenciones... Ingredientes archiconocidos pero bien empleados, al menos mucho mejor que en el promedio de ese particular y muchas veces olvidable "género" de películas basadas en hechos reales. "Lucia de B." vale la pena, claro que sí.