_ ¡Mmmm! No encuentras tu muñeca…, entiendo el por qué.
_ Mamá, no la encuentro por ningún lado _ se lamentó Sofía.
_ Hija, con todo este desorden que tienes en tu habitación es normal que no la encuentres. Si quieres encontrarla piensa en la limpieza y el orden _ explicó la madre dulcemente._ ¿Por qué mamá? _ preguntó Sofía._ Observa tu cuerpo, todo está en su lugar. Imagina que tus ojos un día estuvieran en las manos, otro día en los pies o en las rodillas _ expuso la madre._ ¡Eso sería un desastre! _ exclamó Lucía._ Pues debes aprender que el orden es importante para saber dónde está cada cosa _ reveló la madre._ ¡Yupi! Pues voy a ordenar mi habitación para encontrar mi muñeca preferida.Dicho esto, Lucía comenzó a ordenar su habitación: recogió la ropa y la guardó en el armario.La ropa sucia la llevó a una cesta. Los zapatos los colocó en el zapatero._ ¡Lo estás haciendo muy bien!_ susurró la madre.Lucía guiñó un ojo y continuó ordenando su habitación: los papeles y los libroslos guardó en un estante. Finalmente se puso a barrer el suelo. Mientras barría debajo de la cama se llevó una grata sorpresa:_ Mamá, mamá, mira…, mi muñeca preferida estaba debajo de la cama. ¡Voy a jugar con ella!De esta manera Lucía aprendió la importancia del orden y la limpieza.
Autora: María Abreu¿Quién puede decir: Yo he limpiado mi corazón, limpio estoy de mi pecado? (Proverbios 20:9)