Lunes 15 de octubre, 20:00 horas. Casa de Cultura de Mieres, retransmisión en directo desde el Teatro Campoamor de Lucia de Lammermoor (Donizetti).
Mariola Cantarero (Lucia), Arturo Chacón-Cruz (Edgardo), Dalibor Jenis (Enrico), Simón Orfila (Raimondo), Mª José Suárez (Alisa), Charles Dos Santos (Lord Arturo), Josep Fadó (Normanno); Coro de la Ópera de Oviedo (Patxi Aizpiri, director); Dirección de escena: Emilio Sagi; diseño de escenografía: Enrique Bordolini, Orquesta Oviedo Filarmonía. Director musical: Marzio Conti.
Cincuenta y cuatro personas acudimos en Mieres a la televisada segunda representación del título segundo de la LXV temporada de la Ópera de Oviedo que triunfó en la primera del pasado sábado como así recoge la prensa regional de Oviedo y Gijón, aunque más cercano a la de mi admirado Aurelio M. Seco, por lo que no entraré en muchos detalles técnicos de esta Lucia carbayona.
Agradecer que vuelvan a acordarse de los pueblos en tiempos de crisis, pese a la poca presencia de público que achaco a la escasa publicidad y poco lectora de prensa que es la gente de mi pueblo.
Volver a reflejar que no tiene nada que ver el directo del teatro (el viernes estaré en el llamado "reparto joven" fuera de abono) con una retransmisión que sigue adoleciendo de muchos defectos ya apuntados en otras pasadas: fatal la realización, poca luz y un sonido algo irreal que capta hasta el taconeo de los cantantes, con unos planos sonoros irregulares que no reflejan lo que pasa ni encima del escenario ni en el foso (el excelente arpa sonó siempre demasiado presente y por encima de la orquesta).
La Lucia sigue siendo mucha ópera con todos los ingredientes, Oviedo ha tenido muchas para el recuerdo (el "mío" con Rosetta Pizzo y Jaume Aragall) y el elenco estuvo equilibrado, destacando el excelente hacer de Raimondo Orfila, todo un seguro en escena, y Alisa Suárez (no me extraña que David Orihuela le dedique un artículo a la mezzo asturiana), así como un Enrico eslovaco con poderío, tanto en sus arias como en dúos y concertantes, aunque aún podrían limarse algunas asperezas. De los protagonistas el tenor mexicano promete y tiene "poderío" para este rol, aunque creo que deberá cuidar su voz si quiere tener una larga y exitosa carrera, y la Lucia di Cantarero resultó muy personal, más "exagerada" de lo que me gustaría y cuya pirotecnia vocal incluye de todo, vistosidad y relleno que no empañan el resultado global. Sí hubo química en los dúos, aunque "si las mujeres mandasen...".
También cumplieron sin problemas el breve Arturo uruguayo y Normano Fadó.
El Coro de la Ópera volvió a estar impresionante tanto escénica como vocalmente, siendo lo más destacado para mí en una obra que domina de cabo a rabo.
También la OvFi resultó perfecta para lo que fue concebida, bien en todos los aspectos y con un Conti que mimó más a Doña Lucía que al resto, forzando a veces los tempi que hacían perder legibilidad pero ayudan -no siempre- en los pasajes difíciles, siendo más concertador con la protagonista ayudando a una visión vivaz de toda la ópera (de lo que puedo discrepar en parte).
De la escenografía de Sagi nada destacable en ese mundo gótico, romántico y decimonónico de Bram Stoker con chisteras y gafas, donde la imaginación tuvo que funcionar más de lo necesario y las espadas "chirriaban" un poco, pudiendo optar para el suicidio del tenor por un pistoletazo y pólvora en vez de la daga, pero al menos se hace más entendible que otras apuestas escénicas.
Como resumen el equilibrio de todos (sonó muy bien esa maravilla de sexteto) que le dan a esta representación el calificativo de aseada y muy del gusto del público en general. Personalmente no me disgustó pero tengo mucha esperanza en Sabina de Lammermoor...
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