Revista Cultura y Ocio
Soy una persona muy afortunada. Esto es un mantra que deberíamos repetirnos casi todos los días, pase lo que pase, durante los años que nos quedan de vida.
Soy una persona muy afortunada sin buscar comparaciones. Sería muy fácil utilizar argumentos manidos y decir: por qué hay gente que se muere de hambre en el mundo, porque hay gente que es maltratada, porque tengo todas las partes de mi cuerpo más o menos en su sitio, porque no me he quedado en la calle por no poder pagar una hipoteca, etc… y claro, comparado con eso, no me puedo quejar.
Pero eso no es así. Somos afortunados por lo que somos y no por lo que no somos.
Yo soy afortunada porque independientemente de las desgracias ajenas sigo disfrutando de los paseos sola o en compañía, porque tengo la gran suerte de querer a gente y sentirme querida, porque mi familia, aunque con algunas excepciones importantes, siguen en mi vida aunque sea en la distancia, porque desde que empecé a trabajar siempre he hecho cosas que en alguna medida me han ayudado a crecer y me gustaban, porque tengo salud (tocando madera), porque siempre he sido libre para elegir mi destino sin coacciones de ningún tipo, porque tengo toda la vida por delante (la que me corresponda, que nunca se sabe) y porque todavía sueño y espero que mi vida esté llena de sorpresas maravillosas.
Soy afortunada. Probablemente tu también. Solo hace falta que lo medites un poco. Y no des gracias a Dios, dáselas a todas esas cosas que ayudan a que te sientas afortunado.
"Que si en cada alegría hay una amargura, todo infortunio esconde alguna ventaja" Bienaventurados - Joan Manuel Serrat