Revista Cine
Scarlett Johansson no para de trabajar. Quizá no sea una gran actriz pero tiene el suficiente tirón como para ser el principal reclamo de una película como sucede en la que ocupa esta entrada: Lucy. En este caso, vuelve al cine de acción, ese género en el que cuesta tanto encontrar una mujer con un papel relevante y lo de hace de la mano de un experto en el tema, Luc Besson.
Lucy (Scarlett Johansson) es una mujer que se ve obligada a hacer de mula. Cuando la bolsa de droga que lleva en su interior se rompe, los estupefacientes se fundirán con su organismo otorgándole poderes sobrenaturales y convirtiéndola en una auténtica máquina de matar.
Lucy es un thriller repleto de acción con toques de ciencia-ficción. La película es una auténtica locura en la que lo visual prima por encima de lo demás. Para mi gusto, el espectáculo que nos presenta Luc Besson es demasiado aparatoso pero el resultado convence y, por momentos, entretiene.Y digo que entretiene por momentos por una sencilla razón, porque llega un momento en que la incoherencia que tenemos delante aburre. La realidad es que la película, en su totalidad, es como una especie de metáfora del efecto de la droga en el organismo, al principio te engancha y te atrae pero llega un momento en que todo deja de tener sentido y quieres que se acabe y eso mismo pasa con Lucy.
En la parte positiva hay varios aspectos. Además del citado apartado visual, la estructura de la película es muy beneficiosa para su desarrollo, ya que se intercala la trama de carácter científico protagonizada por Morgan Freemancon la de la evolución del personaje de Scarlett Johansson, sirviendo una de antesala para la otra. También las escenas de acción son bastante llamativas y se nota que detrás de ellas hay un experto en el tema pero una de las facetas de la película que más me ha gustado ha sido su aire a lo Kill Bill. Tanto la búsqueda de venganza de Scarlett Johansson como algunas de las escenas de acción protagonizadas por los secuaces de Choi Min-sik, al menos a mí, me traen ecos de la película de Quentin Tarantino. Otro punto interesante es la analogía que se hace entre la protagonista y Lucy, la denominada madre de la humanidad, de manera que nos presentan al personaje de Scarlett Johansson como un hito evolutivo al nivel del que supuso Lucy.
Lo malo es lo que digo, que llega un momento que tanta locura, cansa. Quizá por ello, la duración de la película no es excesiva y es algo que se agradece. Es una pena, porque la película tiene unas cuantas posibles lecturas y, lamentablemente, no puede ofrecer más.En resumen, es una película vistosa pero prescindible que sólo recomiendo a los que disfruten con las películas repletas de acción e incoherencias.