
Nadie se para.
Nada se detiene.
No hay tiempo para pensar. Hay que sobrevivir y, eso, nos está consumiendo toda la energía.
Toda.
Tampoco quieren que paremos. Que nos sentemos un minuto, que preguntemos. Que hablemos, que dialoguemos, que tomemos nuestras propias decisiones…No quieren. No les interesa…Pero, lo peor, es que nos han prohibido reflexionar.
No se puede reflexionar. No se puede pensar…
Por eso, esto, es tan importante. Una revolución.
Y, cada día que pasa, se suman más rebeldes.
Gente que sabe dónde está este lugar secreto.
Que llegan, escondidos, furtivamente y se sientan…y piensan.
Una revolución…
