Revista Opinión
Algunos elementos que cojo al vuelo en la Memoria de La Habana, de José Fernández, ahora que lo estoy rematando. El autor vuelve a la Unión Soviética de vacaciones. Estamos hablando de principios de los años sesenta. Sostiene Fernández al inicio del capítulo quinto:
"En Moscú no existen lugares de encuentro, como los bares o cafés. Con mis amigos yo solía reunirme en los estadios de fútbol"
Varias generaciones de rusos fueron socializadas en un mundo sin lugares de encuentro. ¿A alguien de verdad le extraña el fracaso de la sociedad civil rusa, veinticinco años después de la implosión del comunismo?