Revista Cultura y Ocio
«En los últimos días fue su actuación como la de alguien que estuviera dominado por un presentimiento; no parecía el mismo; recordaba con emoción a sus familiares, nos mostraba retratos, estaba afable, comunicativo. Y fue en casa de mi hija, en la sobremesa de un lunes cuatro de noviembre, donde nos hablamos por última vez. Le vimos levantarse de la mesa como todos los días y dirigirse por el jardín hacia mi casa, en donde se encerraba en su habitación por el resto de la jornada. Debían ser sobre las seis de la mañana del día siguiente cinco de noviembre —hora de México— cuando la muerte le sorprendió en la puerta de su cuarto de baño, en ropas de cama, batín y zapatillas, intentando fumar, con la pipa en una mano y las cerillas en la otra. Así lo encontró Paloma unas dos horas más tarde. Tendido ya sobre el lecho, y como despedida, puse mi mano en su frente. La impresión de todo esto es algo indescriptible. A los niños se les ha dicho que tuvo que irse a Veracruz a dar unas conferencias; las criaturas se obstinan en que volverá estas navidades.» (Concha Méndez, «Luis Cernuda», Ínsula, núm. 207, febrero de 1964, pág. 13. Cito por Luis Cernuda. Álbum. Biografía por James Valender. Iconografía por Luis Muñoz. Madrid, Publicaciones de la Residencia de Estudiantes, 2002, pág. 460).