Un maravilloso cantor de los pueblos del norte de la provincia
Las delicias sentimentales de los pueblos de la parte norte de Palencia vienen avaladas por Luis Gutiérrez Calvo, que aventaja a ese otro cantor que es Faustino Varona por la delicadeza espiritual de sus escritos. La vida de estos pueblos de La Ojeda, La Valdavia, el Boedo y hasta la misma Pernía, las describe sacando a colación a escritores y poetas tan famosos como Concha Espina y Gabriel y Galán. Tampoco pierde ocasión para poner como ejemplo a Francisco de Asís, vestido de arriba a abajo con el hábito de estameña.
Gutiérrez Calvo, habla en sus escritos, publicados en los más diversos medios (Santander, Valladolid y Palencia), del cambio de vida entre las gentes del campo, de la huída de los pastores y por tanto la desaparición de los rebaños, de las faenas de la siega, que han cambiado por completo, haciendo desaparecer idílico pintoresco. Luis Gutiérrez Calvo tiene una forma muy particular de ver el veraneo y de justificar la moda de irse hacia otras latitudes a pasar los días de estío:
"El sol de la solana, al amparo de los muros seculares de la iglesia, tomado en grandes dosis después de las funciones religiosas, eleva la mente a las alturas y tonifica el cuerpo para emprender con ánimo viril la empresa de cada día".
Una receta un tanto eclesial y muy tonificante sobre todo para los que no pueden salir del lugar, pero que a la juventud de hoy difícilmente convencerá, pues por muy gratificantes que sean "los muros seculares de la iglesia", hay otra clase de playas que también tonifican.
Luis ha escrito artículos dedicados a la desaparición de las ovejas de nuestros pueblos norteños. Dedica un recuerdo a los pastores y labriegos, los hermanos Juan y Pedro de Santibáñez de Ecla y Urbano Santos Abia, que ha dejado pasar los mejores años de su vida cuidando ovejas, sin haber obtenido gratificación alguna al dejar tan sublime misión. Martiniano del Olmo, otro pastor desaparecido con sus rebaños... Ahora no hay ovejas ni en Prádanos de Ojeda, la capital del valle, que hace poco más de 20 años tenía 10 rebaños; Micieces de Ojeda, otro pueblo importante que solamente tenía un rebaño, A la hora de escribir estas letras desconocemos si hay alguno.
Adiós Francisco de Asís y Gabriel y Galán, ahora nada tienen que hacer por estas latitudes. No hay gentes que quieran hacerse cargo de las ovejas de la forma tan idílica y soñadora de los pastores de antes.
Este cronista ha sido promotor de las fiestas del Rebollar, orgullo de La Ojeda, dando realce a un santuario mariano, donde "la Virgen se sentirá feliz con la pleitesía de sus fieles", según palabras de Aurora Merchán, tan conocedora de este poeta-escritor, de este soñador de la vida del campo.
El problema de la patata, primer cultivo de estas tierras, ha sido tocado con valor en sus escritos. Habla del problema patatero, de los precios que se dan en el mercado y lo poco que reciben los cultivadores, todo esto, "por abuso de almacenistas e intermediarios, de los que hay más de la cuenta, que entorpecen muchas veces la salida del producto, ocasionando la consiguiente subida de precios. Nos sorprende la postura tan reivindicativa de este corresponsal, tan idílico y tan sublime, que toca con tanta valentía el acuciante problema de los hombres del campo, que no tiene solución, que es eterno y que había que atajar de alguna forma... También habla nuestro escritor de la pérdida del folklore. De los carros de labranza, cargados de "mieses", que los antiguos llamaban "nias", en honor a la diosa de la agricultura.
"Ahora pasan por las calles de nuestros pueblos muy pocos carros cargados de mieses, ya no se madruga ni para ir al "rastrojo", como se hacía en otros tiempos. La técnica modernos -dice con cierto sentimiento- ha cambiado las faenas de la siega, el acarreo y la trilla. Todo se hace mejor y en menos tiempo."
Cuando Gutiérrez Calvo se mete a cantor de los pueblos de sus contornos, no hay escritor que le iguale:
"La montaña palentina no tiene por qué envidiar en nada a otras provincias norteñas. Hay una veintena de pueblos Ojedanos que son maravillosos, que pueden recibir con orgullo cualquier clase de turismo de interior..."
"El cielo estrellado, la tierra esmaltada de flores, el canto melodioso de las aves, el dulce murmullo de las fuentes, el curso majestuoso de un río que camina hacia el mar. El camino que serpentea igual que las aguas del rio entre un laberinto de montañas, el torrente que se despeña formando vistosísimas cascadas, el prado verde salpicado de blancas margaritas, la linda casita del monte oculta entre la fronda de avellanos y madreselvas..."
Frases bonitas y elocuentes para definir los pueblos de la parte norte de la provincia. Luis Gutiérrez Calvo merece, como Faustino Varona, que sus pueblos le agradezcan de alguna forma el grandísimo favor que les ha hecho. Son grandes personajes en unos pueblos desagradecidos. Asi describe este cantor algunos pueblos:
Olmos de Ojeda, lindisimo pueblecito que levanta sus casas encaladas a la orilla del mansísimo rio Burejo"; Moarves de Ojeda: pueblo situado en medio de una vega feraz, que riega en abundancia un riachuelo cantarín..."; Villaescusa de Ecla: Pueblo cantera, que ha surtido de piedra a gran parte de caminos vecinales y carreteras provinciales..."; La Venta del Horquero: Destaca la rojiza silueta de sus tejados entre el verdor de los impresionantes montes..."; Pernía: con sus pueblecitos encantados, abiertos de par en par al turismo, escondidos entre las frondas de los montes y los riscos de la montaña..."
Este es, señores, Gutiérrez Calvo, el escritor-poeta que se despereza de las novedosas innovaciones y tiene como maestros a Gabriel y Galán y a Francisco de Asís; que comprende como muy pocos a la gente del campo y se subleva, cosa difícil en un escritor tan idílico, cuando tiene que hablar del asunto de la patata y de la injusticia de su comercialización.
Luis Gutiérrez Calvo, hombre singular, sobre el que los suyos están cometiendo una injusticia al dejar que permanezca en el olvido ingrato, cuando él tanto ha hecho por dar a conocer los problemas de esta parte norte de la provincia.
@Pernía, Número 18. Marzo de 1986. Edita y dirige: Froilán de Lózar