Revista Cultura y Ocio
*Luis Montes ayer, dirigiéndose al público en la sede del Ateneo Obrero de Gijón
Ha debido de ser un fin de semana agitado para Luis Montes: El jueves en las Escuelas Dorado de Sama de Langreo, participando en una charla organizada por el Colectivo de Mujeres Les Filanderes; el viernes en Avilés, hablando en la Casa de Cultura en un acto organizado por Izquierda Unida; y ayer en Gijón, en la sede del Ateneo Obrero, que le invitó a hablar de la muerte digna. Recuerdo que el año pasado fueron varias las logias españolas del Gran Oriente de Francia las que contaron con su ayuda para celebrar diversos actos, cuya finalidad fue contribuir a hacer cada vez más fuerte en nuestra sociedad el discurso que promueve la libertad de conciencia. Empezamos en Asturias gracias a la ayuda de una mujer que milita activamente en una Logia de Derecho Humano; siguió luego la iniciativa en Alicante, bajo el impulso de una Logia activa como es Constante Alona; y finalizó esta fase del proceso en Gran Canaria, hace ahora justo un año, con los Debates Ciudadanos promovidos por la Logia Luz Atlántica. Ahora, constituida la federación asturiana de la asociación Derecho a Morir Dignamente, Luis Montes ha venido de nuevo a nuestra casa para hacer oir su voz serena.
Ayer, mientras le escuchaba en Gijón, pensaba en lo que tenemos por delante: Al igual que sucede con todos los conceptos que se estructuran en torno al término "laicismo", sobre la "muerte digna" percibo que se cierne un manto de confusión terminológica que, probablemente, habrá de ser uno de los primeros obstáculos a despejar, insistiendo machacónamente en qué cosa son unas instrucciones previas y qué cosa es una despenalización de determinadas prácticas que integran este complejo nudo gordiano.
Creo que con un enorme acierto, casi al final de la charla salía a la palestra cuál ha de ser el objeto de nuestro esfuerzo: Lograr la derogación del apartado cuarto del artículo 143 del Código Penal vigente, aquel que castiga con menor severidad -pero que castiga al fin y al cabo- lo que llamamos "eutanasia activa" y "suicidio asistido". Ése y no otro es el caballo de batalla.
Con un panorama cada vez más difícil, donde junto a un discurso político reaccionario se filtra el olor a incienso, la concepción dogmática del "derecho a la vida" defendida por la jerarquía de una determinada confesión religiosa se impondrá a corto plazo. A mi modo de ver, para llegar a este estado de cosas ha sido imprescindible el concurso de quienes no se han atrevido a dar un paso necesario y se han quedado a medio gas. Recuerdo que para Bernat Soria, ex ministro de sanidad, la sociedad española estaba suficientemente madura para abordar el debate sobre la eutanasia. Quizá quien no lo estaba era el partido político que ha sustentando al Gobierno en los últimos ocho años. O quizá simplemente no se quiso abrir un nuevo frente, habida cuenta del amodorramiento general. Sea como fuere la oportunidad y el tiempo se han perdido y el futuro inmediato dista mucho de ser incierto: Tengo la convicción de que la tarea va a ser considerable y -no puedo evitarlo- me viene a la cabeza aquella serie de mis domingos adolescentes, donde una mujer que empuñaba un bastón decía aquello de "...La fama cuesta, y aquí es donde vais a empezar a pagar..."
Durante estos días la prensa asturiana se ha hecho eco de la visita de este buen amigo. Dejo a los lectores los dos enlaces que he localizado, uno correspondiente a la entrevista que le ha hecho el diario El Comercio, y otro relativo a la que ha realizado La Voz de Asturias.
Como siempre, buena lectura y muy feliz domingo.
*La fotografía que ilustra el texto ha sido tomada por el autor del blog.
Et si omnes, ego non.