Sólo conocía un monólogo suyo, el de la maleta, que me hizo mucha gracia. Este libro es una especie de antología del disparate sacada de etiquetas, folletos de instrucciones, prospectos de medicamentos, listas de ingredientes y cosas así. El conjunto se hace demasiado largo pero es divertido, aunque sea para picotear de aquí y de allá.
El asunto se hace repetitivo, pues casi todo viene de malas traducciones. El texto que va explicando todo –más valioso- es de un humor amable y ocurrente, trabajado, personal y original, que huye de lo fácil (negro, verde o marrón). Hay elegancia e ingenio.
Para pasar el rato.