Luis Ramiro o cómo encandilar al público en el primer minuto

Luis Ramiro durante el concierto en Café España. Foto: Ana Isabel Martín

Frío viernes vallisoletano y qué mejor plan por la noche que acudir a un concierto que no puede transmitir más cercanía porque es físicamente imposible. Es lo primero que apreciaron los asistentes al espectáculo de Luis Ramiro en el Café España de Valladolid. Ramiro apareció tan solo acompañado por su guitarra, entre un público con el que se siente muy cómodo, como reconoció a lo largo de la actuación.

Durante la velada recorrió temas de todos sus trabajos y presentó por todo lo alto su último disco, El mundo por delante. A lo largo de todas sus canciones pidió la colaboración de los asistentes que no dudaron ni un momento en unirse a cantar. Además, entre broma y broma tras tocar cada tema dio la oportunidad al público de sugerir una canción que fuese especial para ellos y sin duda una de las más esperadas era Relocos y recuerdos, que reservó al final, para darle un toque diferente.

A pesar de que esta vez solo venía acompañado por su guitarra supo transmitir lo que deseaba  a los asistentes en cada momento y en cada canción. En algunas, como Jorge I, hizo llegar la energía de un agradecimiento; mientras que en otras, como Perfecta supo transmitir un mensaje mucho más profundo. Todos sus temas, basados en experiencias propias de Luis Ramiro colmaron las expectativas de un público que se mantuvo activo durante todo el concierto.

El tiempo pasó rápido, más de lo que el público deseaba, el concierto se les hizo corto y Ramiro tuvo que volver a salir a tocar uno de los temas preferidos y más cercanos en sus conciertos, Relocos y recuerdos, para la que pidió a los presentes que se pusieran en pie e incluso se subieran a acompañarlo en el escenario. Cercanía, buen rollo y sentimientos a flor de piel, todo esto, en un par de horas de concierto.

Ana Isabel Martín

Estudiante de 3º de Periodismo y desde ahora, colaboradora en esta gaceta. Me encanta la fotografía, el periodismo económico, la buena música. Creo que existe y existirá un buen periodismo.

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