A mi infinita lista de lecturas pendientes, ahora le añado Santo oficio de la memoria. No lo he conseguido pero ya aparecerá. Después de leer Luminoso amarillo y otros cuentos, quedé con el grato sabor de seguir descubriendo las letras de Mempo Giardinelli.
En este libro de cuentos queda más que clara la fuerza de la palabra del autor, como el dominio de los mundos posibles en cada uno de los relatos. El lenguaje es diáfano, directo y no deja de ser duro cuando debe serlo. Algunos cuentos son más frescos que otros, mientras que buscando un tanto lo opuesto, otros llegan a ser sobrecogedores en cuanto a la historia.
Muestra de esa variopinta capacidad de narrarnos posibilidades de ficción, obviando la subjetividad propia del gusto personal, cuentos como “El libro perdido de Borges”; “Rosita, la vida se acaba”; “La máquina de dar besitos”; “La noche del tren”, “Naturaleza muerta con odio” y “Zapatos”, son una muestra deliciosa y heterogénea de la cuentística de Giardinelli dentro de esta colección.
Este escritor argentino logra un fino trazo en la palabra con un esteticismo que sobre pasa la frontera de su tierra; va más allá del léxico propio de la región y localismos que perfectamente logramos entender, bien por cultura general, bien por contexto, así que nada se nos pierde mientras leemos alguna aventura en el Chaco o en Residencia; por el contrario, se disfruta cada verbo acentuado a la manera del sur para meternos de lleno en los personajes y sus historias.
¡Leélo, confiá!