En los viejos canales se reflejaba la luna llena, como cada noche en la que ella no estaba. El gato cerró sus ojos y creyó ver su rostro en las aguas doradas que reflejaban la ciudad vieja pero antaño floreciente…
Y en su rostro vio la felicidad de quien se siente querida, aún en la distancia. Meciendo sus niñas mientras cantaba una canción de cuna para dormirles…
Era de noche y por el amplio ventanal se filtraba el resplandor de esa luna que ambos habían soñado compartir, en el silencio de cada noche…
Y la magia se apoderó de él… haciéndole esbozar una leve sonrisa de satisfacción… ¿o era amor lo que inundaba ahora su corazón, conmoviéndolo en silencio?
Y es que solo la luna y su reflejo en el agua despertaba sensaciones recordadas, soñadas, pero nunca vividas! Recuerdos de algo que tal vez estaba por llegar y que en cada minuto de su existencia, ya añoraba en la distancia…
Y el gato, desde su tejado, como cada noche creyó ver esa Venecia milenaria y vacía que solo su corazón era capaz de reconocer sin haber siquiera estado…
Pero ella estaba allí, en cada canal, en cada ventanal con tupidas cortinas de seda y en las paredes bellamente decoradas con escenas de una historia inacabada pero eterna…
Aunque también es verdad que lo que el gato vio con los ojos cerrados quizás había nacido para ser solo un bello sueño que renacía en cada luna llena que llegaba…
VN:R_U [1.9.22_1171]