Revista Belleza

Lush Bubblegum Exfoliante Labial

Por Rusta @RustaDevoradora
Lush Bubblegum Exfoliante Labial

Exfoliante labial Bubblegum

El exfoliante se presenta en un pequeño tarro transparente que bien podría pasar por el envase de un bálsamo labial. Cada unidad contiene 25 g de producto, que dicho así parece poco pero os aseguro que cunden muchísimo, ya que no hablamos de algo que se use a diario (no sé qué cantidad hay en mi muestra, pero a simple vista da la impresión de ser muy poco y sin embargo llevo meses con él). Su precio es de 6,75€. Teniendo en cuenta lo que dura y que no es un artículo, digamos, básico, creo que no está mal de precio.

A pesar de que se vende como un exfoliante de chicle, su aroma me recuerda más al algodón de azúcar: desprende una fragancia dulzona y golosa, ¡dan ganas de comérselo! Para tratarse de un producto tan «soso» como un exfoliante, lo cierto es que tiene una apariencia inmejorable: además de ese olor delicioso, es de color rosa chillón, muy coqueto y femenino (anda que no saben lo que nos gusta, ¡ja, ja!). De hecho, estos colorantes son los únicos ingredientes no naturales que encontramos en su composición, un detalle que me sorprendió porque normalmente Lush apuesta por lo natural aunque con ello el aspecto de sus artículos no sea el más apetitoso (véase el jabón Farmacia de Guardia, por poner un ejemplo).

Por otro lado, el exfoliante está hecho a base de azúcar (de ahí el olor), cuyas partículas sirven para exfoliar la superficie de los labios; y aceite de jojoba, un clásico en cosmética conocido por sus propiedades hidratantes, entre otras. Lleva la etiqueta de apto para veganos (recordemos que todos los productos de Lush son vegetarianos, pero solo unos pocos pueden considerarse veganos, es decir, que no contienen ningún ingrediente de origen animal).

Cómo se usa

Aunque las expertas en cosmética ya hace tiempo que los usan, me temo que los exfoliantes labiales todavía son unos desconocidos para la inmensa mayoría, entre la que me incluyo. Al igual que las otras variedades de exfoliantes, está indicado para regenerar la capa externa de los labios, suavizarlos y eliminar las posibles pielecitas muertas que podamos tener; no obstante, al tratarse de una zona más delicada, sus partículas son más pequeñas para no dañar los labios. Se recomienda usarlo una vez por semana o cada quince días (en función de cómo tengáis los labios), y sobre todo no olvidéis hidratar la zona con un buen bálsamo después de su uso.

No hay una forma exacta de aplicarlo; lo considero uno de esos productos que cada una emplea a su manera. Podemos coger una pequeña cantidad, frotarla sobre los labios con suavidad y a continuación aclarar con agua; o bien dejarlo un ratito como si se tratara de una mascarilla. Yo he probado ambos métodos y los resultados que observo son exactamente iguales (bueno, si lo dejo reposar corro el riesgo de comérmelo, ¡je, je!). Las partículas son pequeñitas y se adhieren bien a los labios, no se hace engorroso de usar. Con muy poca cantidad en cada uso basta, así que os va a durar mucho tiempo.

Resultados

Hoy en día tenemos exfoliantes para todo: cuerpo, rostro, pies, cabello, labios… Pero ¿son todos necesarios? Desde mi punto de vista, no: comprendo que los exfoliantes para el cuero cabelludo y los pies pueden ser útiles porque su composición difiere un poco de la de los corporales y faciales (que son los básicos, desde mi punto de vista), pero los labiales —al menos este Bubblegum— me parecen la típica necesidad creada por las empresas de cosmética para tentarnos y hacernos gastar más. Vale, todos los cosméticos son necesidades creadas, pero dentro de estas, unas lo son más que otras, y este exfoliante labial se ha convertido en el típico producto que tengo muerto de asco en el cajón.

Me explico: tras aplicar el exfoliante, noto los labios un poco más suaves, pero no veo que quite las pielecitas muertas, ni que las disimule. En general, no obtengo un resultado espectacular. Los bálsamos de Lush (y algunos de farmacia, como ChapSan o Neutrógena), por sí solos, hidratan y regeneran más que este exfoliante, por lo que me resulta totalmente innecesario para el cuidado de los labios. El exfoliante no los daña, por eso podéis estar tranquilos, pero tampoco les aporta gran cosa, de ahí que no le saque partido.

Además, para exfoliar los labios hay una alternativa más económica: el cepillo de dientes, lo pasamos suavemente por la zona y voilà, labios suaves y exfoliados. Si queréis algo parecido a Bubblegum, podéis mezclar un poco de azúcar y aceite: el resultado será idéntico, salvo por el bonito color rosa y la fragancia dulce. Y antes de que me lo digáis, sí, sé que casi cualquier cosmético puede tener una alternativa natural, pero en este caso la tenemos tan al alcance que yo no pagaría casi 7€ por este producto (no cuando los resultados no me convencen).

De todos modos, tampoco quiero crucificar el producto: cada persona es un mundo, y lo que a uno no le gusta, a otro le puede encantar. De hecho, de este exfoliante he leído críticas muy entusiastas, hay chicas que están fascinadas con él y lo consideran un gran descubrimiento. No sé, quizá es que yo no lo uso de la mejor manera, o que tengo unos labios complicados (se me resecan con mucha facilidad); la cuestión es que no me ha parecido para tanto y de entrada no lo recomendaría. Huele (y sabe) muy bien y tiene un aspecto apetitoso, pero ¿qué me aporta todo eso si apenas noto sus efectos? Mejor me quedo con el cepillo de dientes y los bálsamos (que esos sí que son fantásticos, desde que los descubrí no uso otra cosa para los labios).


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