Revista Belleza

Lush Whoosh Gelatina de Ducha

Por Rusta @RustaDevoradora
Lush Whoosh Gelatina de Ducha

Gelatina Whoosh. Presentación

Los productos de Lush se cortan en la tienda según la cantidad que pidas y te las sirven en un envase de plástico desechable parecido a los que se utilizan para mantener los alimentos frescos (aunque en el caso concreto de las gelatinas también existe la posibilidad de comprarlas directamente en un envase convencional que contiene 240 g de producto y cuesta 8,65€). La cantidad mínima que se puede comprar son 100 g y su precio es de 4,35€ para este peso.

Su aspecto es de color azul, mucho más atractivo y llamativo que el de la gelatina Dulce Placer que usé hace unos meses. Yo lo he podido probar mediante una muestra, por lo que mi trozo es mucho más pequeño que los que se pueden adquirir en tienda (y aun así me ha dado para tres usos).

¿Cómo se usa una gelatina de ducha?
Tal y como dice su nombre, la textura del producto es gelatinosa. A simple vista parece igual que las que comemos, pero una vez la hemos toqueteado un poco se puede ver que su consistencia es más dura y no se rompe con tanta facilidad (¡estaríamos apañados!). A grandes rasgos, se puede usar de dos formas: directamente te puedes duchar con el trozo que hayas comprado, o bien puedes optar por cortarla en trozos más pequeños (aunque aviso que cuesta de cortar y es difícil conseguir la medida exacta para una ducha, ya que la gelatina cunde más de lo que parece a simple vista). Yo recomiendo usar el trozo entero: es lo que hice con la Dulce Placer y puedo aseguraros que me duró varias semanas en perfectas condiciones (con Whoosh he hecho lo mismo, pero no lo pongo como ejemplo porque el trozo es considerablemente más pequeño, ¡poco se podía cortar aquí!).

Después de decidir si vamos a emplear el trozo entero o uno más pequeño, solo nos queda entrar en acción: empapamos la gelatina bajo el chorro de agua y frotamos la piel previamente mojada como haríamos con una esponja. Enseguida observaremos que la gelatina deja un rastro blanco sobre la piel, prueba de que verdaderamente contiene agentes limpiadores que nos van a dejar perfectamente aseados. No hay que asustarse: la gelatina no se deshace en los dedos y al terminar la podemos guardar de nuevo en su envase para usos posteriores. Tranquilos, que no se estropea e incluso la podéis alternar con otros geles para no cansaros de la gelatina.

Ducharse con una gelatina es una experiencia difícil de describir; lo mejor sin duda es probarlo uno mismo. Creo que tiene que ser una de esas sensaciones que amas u odias: a mí me encanta notar la textura gelatinosa y suave sobre mi piel, me parece agradable y “chachi”, pero puede que a otras personas les dé grima. Todo es cuestión de gustos. Eso sí, si os decidís a probarla, tened cuidado: ¡no veáis con qué facilidad se escurre! De todos modos, me parece un invento bastante divertido y vale la pena probarlo para salir de la monotonía de los geles y jabones.

El aroma

Si en la gelatina Dulce Placer destacaba la dulzura y la sensualidad de su fragancia, Whoosh tiene un aroma bastante más convencional y apto para masas: huele a cítricos, concretamente a limón, lima y pomelo. Me recuerda al mítico Calipo verde de lima limón, ¿os acordáis? Una fragancia muy fresca, perfecta para empezar el día de buen humor. Personalmente, adoro este tipo de aromas en un producto para la ducha: animan mucho y, aunque luego en la piel apenas se noten, me siento bien al notar su perfume por el cuarto de baño.

Además, la gelatina contiene aceites esenciales de romero y geranio, que supuestamente tienen propiedades revitalizantes. En la web recomiendan usar la gelatina como antídoto para el jet lag (aunque ahora digo yo: una gelatina no me parece lo más práctico para llevar en el neceser cuando viajas) o sencillamente para cuando hayas dormido poco y quieras mantenerte despierto (con esto seguro que nos identificamos todos, ¿eh?). Yo lo coloco dentro del grupo de los geles revitalizantes con aromas cítricos, como puede ser por ejemplo el gel revitalizante de Deliplus (que huele a naranja) o alguno de Bottega Verde.

Resultados

La gelatina deja la piel muy limpia y con una agradable sensación de frescura. Recuerdo que antes de probar las gelatinas me daba miedo que fueran el típico producto que huele muy bien pero luego deja bastante que desear en calidad, pero ya os digo que no es el caso, al menos no el de las de Lush. Tanto esta como la Dulce Placer me han dejado la piel estupenda y desde el primer momento en que el producto entra en contacto con la piel se aprecia el resto de espuma que deja, que en cierto modo se puede considerar una prueba de su eficacia.

En segundo lugar, destaco que el aroma de la gelatina me encanta: fresco, cítrico, ni demasiado intenso ni demasiado suave… ¡Perfecto! La típica fragancia que transmite alegría y optimismo (por lo menos a mí, que soy una amante de los olores cítricos como este). Ahora bien, no todo son flores: después de ducharnos, el aroma prácticamente no se nota en la piel (por no decir que no se nota nada…). No obstante, y como digo siempre, esto no me parece un inconveniente porque de un gel de ducha no se espera que deje la piel perfumada. Para eso utilizo una crema hidratante con olor o directamente un perfume.

Por otra parte, en cuestión de hidratación no noto que la gelatina hidrate la piel ni tampoco que la reseque, por lo que podemos decir que cumple con su papel de respetar la piel y no la deja tirante, aunque luego nunca está de más aplicar una loción corporal para mantenerla más suave y nutrida. Debo decir que hasta este momento todos los productos de Lush me han dado buenos resultados en este sentido: aunque a priori un jabón sólido o una gelatina puedan parecer más agresivos que un gel líquido, los de esta firma son respetuosos con la piel y la mantienen cuidada. De hecho, el único producto de Lush que no me ha convencido es un gel antigranos, que ya se sabe que en general suelen ser flojitos, independientemente de su marca. En todo lo demás no tengo ninguna queja, y ya son unos cuantos productos probados.

Finalmente, solo me queda añadir que estoy satisfecha con la gelatina y no descarto comprarla en un futuro. No se puede negar que cunde menos que un gel, pero aun así da para bastantes usos y es una gozada ducharse con aromas tan agradables como el de Whoosh. Por no hablar de la experiencia de frotarse con una gelatina, ¡comodísimo y divertidísimo! Si os habéis unido a la fiebre por Lush, os animo a probar alguna de ellas: seguro que no os defrauda y, si esta en concreto no os atrae demasiado, a bien seguro encontraréis otra variedad que sea de vuestro agrado. Son productos que lo tienen todo: cumplen con su función básica de limpiar la piel, tienen aromas exquisitos y además apuestan por un formato distinto y divertido. ¿Qué más se puede pedir?


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