Revista Cultura y Ocio
Luto de mielFranck ThilliezISBN: 978-84-350-1074-0Formato: Rustica con solapas– 352 Pág.Editorial: Edhasa
Hoy una reseña corta de una novela que intriga a muchos, y no todo el mundo quiere leer. Se trata de la continuación de El ángel rojo, primera entrega (la segunda es esta) de la serie del Sharko. Así que esta vez no hay sinopsis porque no quiero estropear nada a los que aun no hayan leído la primera. Hablaremos en clave entonces…
Para empezar, mucha gente ha catalogado esta novela como “la peor” y que no era necesaria para seguir leyendo la serie a partir de El síndrome E. Sin embargo, muchos de nosotros nos preguntamos cómo eran posibles otras novelas tras haber leído El ángel rojo. Porque su final es muy definido y no deja lugar a dudas: ¿Qué giros del destino tuvieron lugar para modificar aquello? Como soy tremendamente maniática con respecto al orden, me lancé a la piscina sacrificándome por todos para poder dar respuestas.
Lo que es cierto es que solo hace falta leer el primer capítulo para responder a las más inmediatas. En él se resuelve absolutamente todo y ya sabemos cómo es posible continuar la serie. Una vez llegado a este punto, ¿Por qué continuar? Pues porque quiero también quiero entender más cosas, profundizar psicológicamente en el personaje y meterme de lleno en él. Y también porque he acabado descubriendo que Thilliez es absolutamente brutal con sus tramas, y eso me gusta.
Si en la novela anterior teníamos un asesino maquiavélico y retorcido, a la par que extremadamente inteligente; en este caso se supera de nuevo con un caso horroroso no solo por lo sangriento de la escena, sino también por el mal que lleva implícito: tortura, premeditación y una sangre fría que deja sin aliento. Con respecto a este tema, si sigue subiendo el listón no quiero ni imaginarme que sucederá en El síndrome E.
Y por otro lado, nos encontramos con un Sharko que ha caído en una depresión profunda y que intenta apoyarse en el trabajo. Más aun si cabe. No duerme, bebe y toma antidepresivos (o ansiolíticos) de forma indiscriminada. Esto se ve reforzado por una narración en primera persona casi caótica, como si le costara respirar. Premeditado sin duda para potenciar el estrés en el lector. A mi casi me ha fatigado, en una carrera contrarreloj para ver que llega antes: si atrapar al asesino o que Sharko estalle.
Creo que todo lo que sucede le aporta algo al personaje, un protagonista que no deja de sorprender y que nos lleva a un final que aunque tengo que reconocer que me veía venir, nos deja de nuevo con una pregunta en el aire ¿Cómo demonios salimos de esta? ¿Cómo va a continuar con la serie? Sin duda no me voy a perder la próxima lectura simultanea de El síndrome E.
Y si, es una novela rara, caótica y un poco confusa que deja más preguntas que respuestas. Pero tras haberlo leído, me parece esencial para reforzar un aspecto que no puedo desvelaros. Sé que es duro perder dos días, o tres, o una semana en una novela que al final no consigo vislumbrar si me gustó o no. Pero si tenéis curiosidad (y no vais a leerla) siempre podéis mandarme un mensaje para que os cuente con más detalle el porqué. Y es que sin daros pistas, poco más puedo decir.