Revista Sociedad

Luto en el fondo de mi corazón; indignación a flor de mi cerebro

Publicado el 23 octubre 2011 por Rosabaez @LaPolillaCubana

Por Carlos Niquinga Castro*

Luto en el fondo de mi corazón; indignación a flor de mi cerebro
Me inclino reverente ante la memoria inmarcesible de un hombre que marcó la ruta de dignidad del pueblo árabe en el último cuarto del siglo pasado y en la primera década del presente: MUAMMAR AL GADDAFI.

Hoy, los verdaderos TERRORISTAS reciben los Premios Nobel de la Paz, y con ese escudo imponen el terrorismo en el mundo, declaran guerras y cometen los más grandes genocidios; hoy, para este tipo de terrorismo, hasta se cuenta con el aval de los organismos de Poder Mundial, como el Consejo de Seguridad de la ONU.

Su descaro sanguinario llega a niveles de enorgullecerse y pasar por sus cadenas mundiales de televisión, las imágenes del linchamiento a un anciano a quien lo desangran y lo arrastran hasta que muera. ¡Como en nuestro país lo hicieron con Eloy Alfaro y casi a la misma edad!.

Estos Genocidas, Premios Nobel de la Paz, coligados con la OTAN, ya habían matado sistemáticamente a toda la familia de Muammar Al Gaddafi. Mataron a su hija en un bombardeo terrorista; mataron uno por uno a sus hijos, y los presentaban como TROFEOS; y de no haber sido por el veto de China y de Rusia, este momento estarían bebiéndose la sangre del Pueblo Sirio.

¡Estos cínicos son los que nos hablan, y hasta pretenden darnos lecciones, sobre “derechos humanos”, y se han convertido en contralores del mundo!

Pero el cinismo y el manejo mediático llega a tales extremos que nos presentan estos crímenes de lesa humanidad, estos genocidios insolentes, estas invasiones groseras, como actos de “salvación”; y hay fatuos que hasta se tragan esas ruedas de molino, incluso a nombre de la “izquierda”. ¡Hermoso puerto en el que ha anclado la supuesta izquierda!

El Coronel Muammar Al Gaddafi, será recordado por los pueblos libres como un verdadero revolucionario de nuestro tiempo, quien sin “catecismos” ni dogmas de supuesta izquierda supo confrontar AL IMPERIALISMO, en concreto, vívida y sabiamente, en función de las condiciones concretas de su pueblo, a quien le entregó su dignidad, identidad nacional y autoestima. Gaddafi acaba de morir, como muere todo idealista, en el sentido de quien persigue un ideal; y que no se prosterna ante la pitanza de nadie; ni cambia de posturas al golpe de los vientos o de las coyunturas, en función de sus intereses particulares y mezquinos.

¡Cómo no recordar que apenas a los veinte y siete años, Muammar Al Gaddafi fue capaz de comandar el derrocamiento de la monarquía imperante! Articuló una política de Unidad Nacional, proclamó la República Árabe Libia, estableció un lineamiento para la institucionalización de la Unidad Árabe (Libro Verde), nacionalizó la explotación petrolera (cosa que siempre les dolerá a los Imperios y dueños de estas multinacionales) y expulsó a las bases militares británicas y estadounidenses que se habían instalado, en vez de las italianas, porque Italia perdió en la II Guerra Mundial.

Claro que Muammar Al Gaddafi no era un “marxista” ni “comunista”, membrete exigido por algunos grupúsculos, para autodefinirse como “revolucionarios”, aunque jamás hayan entendido NI JOTA, del marxismo. El marxismo jamás fue “catecismo”, no es problema de recitarlo. Por ejemplo, a pesar de que Gaddafi fue un devoto sunní, musulmán, impulsó con toda fuerza la participación de las mujeres en la vida pública, dándoles un estatus jurídico de equidad, opciones profesionales y posibilidades de promoción social frente a los hombres. No basta, entonces, con “rezar” el “marxismo”, sin entenderlo. De allí que Gaddafi sí fue UN AUTÉNTICO REVOLUCIONARIO EN TODO EL CURSO DE SU VIDA. ¡Y hoy ha muerto como tal!

¡Coronel, me inclino reverente ante tu memoria!

* Integrante de la Coordinadora Continental Bolivariana (CCB)


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