No quiero hablar de nada más. Moscú podría haber sido Madrid, o Londres o Nueva York. Hoy podría ser el 11 de marzo, o el 11 de septiembre. Esos 38 muertos moscovitas podrían haber sido cientos madrileños o miles de estadounidenses ¿y qué? ¿qué diferencia todos estos dramas? la sangre es la misma, el dolor es el mismo, la rabia es la misma, el odio es el mismo, la sed de venganza es la misma, ... ¡qué pena!
Los terroristas no tiene freno, odian todo lo que consideran infiel. Da igual que sea ruso o norteamericano, odian a los que no piensan como ellos, porque son fanáticos, con independencia de sus creencias religiosas o sus ideologías políticas. Bono dijo no hace mucho que "no hay ni izquierdas ni derechas que valgan en la unidad contra el terror" y que el recuerdo de quienes sufrieron la violencia terrorista nos salva y protege de un segundo crimen: "el olvido".
No creo que en el Siglo XXI pueda existir una justificación para este tipo de atentados terroristas, ni pueblo ni causa que pueda aceptar estos métodos, ni conciencia humana que se alegre con los resultados.
Desde aquí mi más sentido pésame a todos los rusos y en especial a los familiares y amigos de las víctimas.