Quizás no haya ciudad en el mundo comparable a Luxor en cuanto a patrimonio histórico. En la Antigüedad fue Tebas, capital de Egipto por más de 1.500 años y hoy aún se pueden visitar los restos de aquellos lugares que constituyeron su etapa de mayor esplendor. Llegamos a ella en barco y la recorrimos por tres días, disfrutándola con la calma necesaria para hacernos con ella. Por eso, quizás sería el lugar que más me gustó del viaje si me obligaran a quedarme con uno. Hoy os contamos las cosas que ver y hacer en esta preciosa urbe.
La propia construcción de la ciudad es única: el Nilo separa su lado oriental, dedicado a la vida; y el occidental, a la muerte. Por ello, en la primera zona se pueden visitar los templos dedicados al culto; y en la segunda, los espacios funerarios, preparados con todo tipo de lujos, para sus principales líderes.
El lado oriental de Luxor: de templo en templo
Comencemos el recorrido por el centro de la urbe y uno de los lugares con más encanto del lugar: la explanada que hay frente al Templo de Luxor. Allí se podrá contemplar las veces que se quiera el preciado monumento de la urbe, incluso en un bar con vistas en la calle de enfrente o visitar por ejemplo un mercadillo donde encontrar de todo (en la calle Abdel-Hameed Taha).
El templo de Luxor, central en la ciudad
El mismo templo de Luxor fue uno de los monumentos que más me gustaron durante el viaje. No solo está bastante bien conservado y mantiene una imagen de conjunto muy atractiva, sino que tiene diferentes partes muy interesantes y fácilmente distinguibles.
El gran pilono principal es realmente imponente; hay un obelisco en la entrada de gran altura, cuyo gemelo está en la Plaza de la Concordia de París; hay una gran columnata -de Amenofis III- que se mantiene en pie perfecta; se aprecian los restos de una iglesia de la etapa del Imperio Romano; y también hay erigida una mezquita -Abu el-Hagag- de donde parte varias veces al día la llamada del muecín.
Por supuesto, también los jeroglíficos que ocupan todas las paredes del lugar son una maravilla, como en otros templos. Nos gustó visitar la estampa varias veces y de diferentes formas -de noche luce muy bonito también-.Karkak, el lugar de fe más importante en Luxor
Pero en importancia religiosa es el templo de Karnak el que se lleva la palma, por su envergadura e influencia. Sin embargo, personalmente me gustó menos, por no hacerme a la idea de la misma manera de lo que fue en su momento. En su entrada, hay una hilera de esfinges que se cree que llegaban al mismo templo de Luxor y se están llevando a cabo trabajos para seguir explorando la zona. Sin duda, la parte mejor conservada es la sala hipóstila, que contiene 134 gigantescas columnas de 23 metros de altura de precioso acabado. Hay otras dependencias que tienen su encanto pero en general, aquí uno es mucho más consciente del paso del tiempo.
Para completar un paseo por esta zona se puede visitar el Museo de Luxor, un remanso de paz y orden dentro del caos de esta ciudad egipcia. Los restos arqueológicos que se pueden visitar son una maravilla. Para cenar o tomar algo en un lugar distinguido e interesante os recomiendo el Hotel Sofitel Winter Palace Luxor, de corte colonial inglés y donde se alojaron muchas de las celebridades que pasaron por esta histórica ciudad.
El lado occidental de Luxor: venerando al más allá
Igual de llamativo es el oeste de Luxor. En esta zona nos toca deslumbrarnos con tumbas muy diferentes de lo que estamos acostumbrados o templos funerarios de relumbrón como es el de la reina-faraón Hatshepsut. En ambos casos, el viajero caerá rendido ante tanta grandiosidad frente a la muerte, estado tan importante como la vida misma en el Antiguo Egipto.
El Valle de los Reyes, el panteón bajo tierra más espectacular del mundo
Para llegar al Valle de los Reyes hay que desplazarse hasta un árido desierto, pero bajo tierra, el lugar es fértil en arte y lo fue en joyas y riqueza en el pasado. Las tumbas de los faraones son espacios amplios, con largos pasillos de entrada, jeroglíficos y pinturas cuidadas que culminan en el lugar dedicado al cuerpo del faraón.
En muchos casos esta parte última está vacía, pero se siente aún el peso estético, cultural e histórico del sitio. Por otro lado, está el Valle de las Reinas, donde visitar las tumbas de las esposas e hijos de los faraones. Allí por un módico precio de 100 euros puedes visitar el panteón de Nefertari, por ejemplo, que nosotros no hicimos pero cuyas fotos te dejan ya maravillado.
Con la entrada básica al recinto que suelen incluir los cruceros se tiene acceso a tres de las tumbas, de las que puedes elegir cuáles visitar. Nuestro guía nos aconsejó y sin duda las que más merecen la pena son las de Ramses IV y Ramses IX. Se pagan a parte las preciadas tumbas de Seti I o Tutankamón. Tras ver y volver a mirar las paredes de estos lugares, los dejamos atrás maravillados.
Alucinando con el templo de Hatshepsut
El templo funerario de Hatshepsut es quizás exteriormente el más imponente de todos los que visitamos en Egipto. Las enormes terrazas escalonadas y las impresionantes columnas de la fachada generan un fuerte impacto, reforzado por su ubicación, en plena roca. Este templo, diseñado supuestamente por el también supuesto amante de Hatshepsut, Senemut, fue conocido como Dyeser-Dyeseru (“el sublime de los sublimes”). Una joya imprescindible que Luxor tiene también el privilegio de lucir. Aunque la erosión hace que los jeroglíficos de las paredes estén algo gastados, allí se hizo divina la faraona mostrando el encuentro entre su madre y el dios Amon.
Otras actividades en Luxor: montar en globo, ir de compras, pasear por la ciudad…
En esta zona tuvimos la suerte de poder montar en globo, otra de las actividades que se pueden hacer en Luxor y que también merecen mucho la pena. Se parte bien pronto para ver el amanecer y a medida que va avanzando el sol, se puede apreciar el impacto del Río Nilo en el verde de las tierras o cómo algunas familias duermen a la intemperie en las terrazas.
Más allá de las vistas de la ciudad y el impacto de contemplar el templo funerario de Hatshepsut por primera vez, me quedo con el momento de saludar a los niños egipcios y su simpatía constante. El precio es de 100 euros, lo que suele estar en el nivel de otros destinos donde lo he probado.
Además, en Luxor pudimos ir gracias a nuestra agencia de viajes a dos tiendas de productos muy especiales cuyo material era de primera calidad. Una era de esencias y otra de piedra, donde primero te explican cómo hacen sus productos y luego te ofrecen un precio y ahí comienza el noble arte del regateo y acuerdo final. La verdad es que yo soy una de esas rarezas a quién no le gusta comprar en los viajes y aún así en Egipto me encantó ir a estos lugares. La decoración gracias a las figuras de piedra y el olor de las esencias me atraían bastante y compramos algunas piezas que hoy hacen de nuestra casa un lugar más agradable. ¡Hasta los souvenirs tienen encanto en este país!
Por último, como tuvimos tres días, nos dio tiempo a recorrer la ciudad por la noche y disfrutar de su ajetreada vida callejera. Luxor es segura y casi siempre hay luz y gente por sus calles. Gracias a que por entonces teníamos Internet, buscamos el mercado y nos aventuramos a recorrer sus variados puestos sin querer comprar. ¡Actividad de riesgo!
Nos embriagamos con los colores, olores y vida de esta zona, antes de llegar también a un restaurante que habíamos buscado en Internet y que nos encantó. Se llamaba Jerdas Garden y estaba regentado por un encantador hombre que se desvivió porque tuviéramos una buena experiencia. Disfrutamos de una carne estofada buenísima.
Después, sabiendo de la afición futbolera de esta región, buscamos aún sin mucha esperanza un bar donde poder ver el Real Madrid. Aunque no me gusta poner en práctica mis rutinas habituales cuando viajo, en este caso, ver el fútbol era en realidad una actividad también propia del país. Cambiamos la cerveza por el té; me hice a la idea de que iba a ser la única chica del bar; y disfrutamos de un partido de fútbol en un país donde el deporte rey en España también levanta pasiones. Fue una manera fácil de adentrarnos en la vida egipcia, así que repetiríamos otras veces a lo largo del viaje. Pronto tocaba partir y dejamos con pena una ciudad increíble.
*Si quieres conocer los detalles prácticos de nuestro viaje a Egipto, compuesto por una estancia en El Cairo de 3 días y un crucero por El Nilo con diferentes paradas, te invito a leer nuestro post con consejos para viajar a Egipto con agencia de viajes. También podrás encontrar en nuestro blog nuestras impresiones de cada lugar que visitamos. Un viajazo que no dudaría ni un segundo en recomendar.