Revista Homo
El joven ruso Ivan Kharchenko pensó que su 16 cumpleaños era un buen momento para anunciar a sus padres que es gay. Aunque Rusia es un país donde la homosexualidad sigue siendo un tema tabú en muchos ámbitos, nunca imaginó que su intransigente familia lo acabaría ingresando por la fuerza en una clínica para drogodependientes con el objetivo de 'curar' su homosexualidad. Su ingreso se produjo además tras un intento de exorcismo que su propia abuela paterna apañó con una curandera para expulsar de su joven cuerpo el 'espíritu de la homosexualidad'.El caso, que acabó con el joven Iván puesto en libertad al cabo de 12 días gracias a que el escándalo prendió como la pólvora en las redes sociales rusas, ilustra los contrastes de un país que, aunque no despenalizó la homosexualidad hasta los años 90, durante la última década ha visto salir poco a poco de las tinieblas al colectivo homosexual.Precisamente esas incipientes manifestaciones de 'orgullo gay' son las que han resucitado un rechazo en los poderes públicos. Ciudad a ciudad, Rusia vive un goteo de normativas para poner a los gays a buen recaudo. San Petersburgo puso a principios de año mordaza al colectivo homosexual, a los que equipara en su ordenanza con los pedófilos, al impedirles hacer cualquier tipo de propaganda sobre su tendencia sexual.Se acabaron las manifestaciones, las pancartas o los panfletos. Ya ha habido un primer sancionado: el líder gay Nikolai Alexeyev tendrá que pagar 135 euros por pasearse con una pancarta que decía: 'La homosexualidad no es una perversión. Perversión es el hockey sobre hierba y el ballet sobre hielo'. La cita es de la actriz rusa Faina Ranevskaya, fallecida a finales del siglo pasado. Pero los agentes no captaron la ironía."La ley no cambiará mucho mi modo de vida, pero sí mis expectativas, porque había visto mejorar el país en este sentido y con estos cambios veo a mi país de vuelta a los 90", explica a este periódico Dimitri Musolin, del colectivo gay de San Petersburgo. En 2013 los gays deberían celebrar que en Rusia hace dos décadas que dejó de ser delito amar a alguien de tu mismo sexo, pero algunos temen que no habrá nada que festejar.Así lo ve Dimitri Kuzmin, un poeta y editor que logra llevar una vida abiertamente gay en Moscú, donde vive con su pareja desde hace años: "En mi caso es muy distinto al de cualquier adolescente en ciudades más pequeñas, que se siente y se sentirá empujado a mantener su identidad en secreto indefinidamente, ésa es la norma lejos de las capitales". Restricciones en otras ciudadesLas multas pueden llegar hasta los 1.200 euros, y varios diputados promueven en la Duma, el parlamento nacional, que cualquier exteriorización de orgullo gay sea proscrita y castigada a nivel estatal. ¿Qué pretenden estas invectivas legales? "Crear un enemigo común ante la sociedad", resumen más homosexuales consultados. "En Rusia, las estadísticas son salvajes en cuanto a infectados por VIH y también en cuanto al suicidio entre los jóvenes", se queja Sasha Kargaltsev, un videocreador ruso que decidió marcharse a EEUU harto del hostigamiento a los homosexuales en Moscú, "pero el gobierno está demasiado ocupado creando un enemigo común para distraer a todos intentando poner a salvo a sus hijos".La capital de los zares no ha sido la primera en impulsar este tipo de normativas, pero sí la más importante tras Arjangelsk, Ryazan y Kostroma. Moscú le copió la idea y debatió un texto similar pero que ha acabado prohibiendo la propaganda de cualquier mensaje sexual, sin distinción de tendencias. Novorsibirsk, la tercera ciudad del país, y Nizhni Novgorod han seguido los pasos de la antigua Leningrado y multarán cualquier concentración o reunión gay hecha en público, pues "puede haber menores cerca". Así se explica el diputado regional Alexander Ilyushenko: "Queremos proteger a la mayoría de la población, que no tiene que ver con la homosexualidad, de tener que explicarles a sus niños que existen cosas así".Ésa es una de las razones por las que las autoridades de Moscú no autorizaron que se celebrase el pasado 27 de mayo una marcha del orgullo gay. Colectivos homosexuales intentaron marchar sin permiso frente al Ayuntamiento y se encontraron con devotos ortodoxos gritando: 'Moscú no es Sodoma'. La Policía tuvo que intervenir y hubo 40 detenidos."Ser gay en ciudades pequeñas del interior del país es sencillamente imposible", explica Anna, una joven estudiante proveniente de un pueblo más allá de los Urales. Allí la norma es la incomprensión y el repudio, aunque el caso del joven internado a la fuerza en Moscú pone de relieve lo extendido que está el problema. "Hubiera preferido que fueras un inválido o un vegetal", le llegó a gritar su propio padre al ya popular 'cautivo gay', en cuyo auxilio acudieron blogueros, abogados y hasta un diputado de la Duma clamando que su reclusión era una detención ilegal.Pero por encima de lo pintoresco del caso, ni Rusia ni sus ex repúblicas soviéticas han sido jamás amigables con los gays. Muy parecidas a las palabras gruesas que el progenitor de Iván le dedicó a su hijo son las que el autócrata que manda en Bielorrusia, Alexander Lukashenko, dedicó al ministro de Exteriores alemán, reconocido homosexual: "Mejor ser dictador que gay", respondió a Guido Westerwelle, cuando éste lo calificó como "el último dictador de Europa".Fuente: ElMundo.es
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