Este buen hombre, capaz de superarse cada día, en lo poco que va de mes ha confeccionado un triángulo cuyos lados le hacen acreedor de la fama que se ha ganado a pulso.
Es difícil que nos sorprenda, puesto que tanto tiempo disparatando, le hacen acreedor de una experiencia probada durante muchos años, y sin embargo lo consigue.
Fíjense en el primer lado de este triángulo pepero: El ahorro. Sí, M punto Rajoy, nos ha vuelto a soltar otro consejo, por aquello de que él es el único que tiene sentido común y sabe en cada momento lo que hay que hacer. Hoy, “una vez que la crisis se ha superado”, tenemos que ahorrar. Eso nos ha dicho. Y lo debemos hacer para ‘complementar’ nuestra futura pensión y para la educación de nuestros hijos. Y se ha vuelto a quitar la careta.
Con sueldos más pequeños y precarios, y con el 17% del país en el paro, hemos de ahorrar. Este individuo nos pretende tomar el pelo, una vez más.
Su objetivo está claro, ir devaluando el Estado de Bienestar, que ya se ha degradado de forma importante durante su presidencia, hasta que todo quede en manos privadas. Ese es su objetivo. Quién sabe si terminará presidiendo una empresa de seguros privado o de enseñanza privada. Pero, sus declaraciones le delatan, pretende que tanto las pensiones como la educación sean financiadas, como mínimo en parte, por el contribuyente, vía empresas privadas.
Otro lado del triángulo de M punto Rajoy son los chiringuitos. En un mitin en Málaga ha dicho que mientras que él sea presidente habrá chiringuitos. Y, claro, no le vamos a quitar la razón, una vez que la tiene. Y es que, este PP, este maravilloso partido tramposo, nos ha obsequiado con diversos y variopintos chiringuitos. Todos relacionados con un denominador común: la corrupción pepera. Ahí nos ha dejado, el chiringuito de la Gürtel, el de la Púnica, el de Lezo, el de Andratx, el de Bárcenas, el de Brugal, el de Carlos Fabra, el de Emarsa, el de Palma Arena, el de Pokémon, el de Rato, el de Taula y unos cincuenta más que están funcionando a pleno rendimiento en los distintos juzgados. Una maravilla, pensar que tenemos más de sesenta chiringuitos y con más de novecientos afectados (imputados) peperos que los llenan y los dan vida.
Y, por último, nos queda el tercer lado: la Cadena Perpetua. Hoy conocida con un eufemismo –otro más, con el fin de disimular su verdadero nombre--, como es la Prisión Permanente Revisable. Y es que, una vez que se ha demostrado que España es uno de los países con menor delincuencia criminal en el mundo, que además tiene una tendencia negativa, el PP, en busca de votos perdidos y actuando de forma represora y punitiva, como es su costumbre, ha decidido que hay que sacar lo peor de las vísceras humanas, si el fin es ganar votos.
Algo que es comprensible en las familias de las víctimas –donde es normal que pueda existir, ante un crimen deleznable, un deseo de venganza-- ha llevado a este partido a querer instaurar una figura, como la Cadena Perpetua, que no se ha creído necesaria en todo el periodo democrático, a pesar de que hemos vivido atentados terroristas muy difíciles. Y es que su gaviota (o su charrán) no hace honor a este partido, debería ser sustituida por un buitre u otro carroñero, mucho más cerca de este PP vengativo, represor y limitador de cualquier tipo de libertad o de reinserción. Por cierto, es curioso ver cómo se están endureciendo las penas de los delitos en el Código Penal, y sin embargo los robos, cohechos, desfalcos, fraudes y estafas, tan propias en su partido, quedan con penas pequeñas y con prescripción de poco tiempo. ¿Por qué será?
Salud y República