Macbeth. Justin Kurzel. 2015
My Lady
Se me entumecen los dedos si pienso en que tengo que teclear un párrafo que comente esta película. Estoy heladita como un fresno al amanecer de una mañana del mes de febrero, en Ávila, por ejemplo. Menudo espesor de película. Vaya densidad de imágenes, de sonidos y de rostros compungidos.Unas brujas anuncian, ella ambiciona y él lo hace todo por ella, hasta que todos pierden la cabeza. Sangre por doquier. Orgullo y fin. Ya conocen el argumento. No es lo importante. Cualquiera haría lo que le dijese su señora, si esta tiene el cuajo y los ojos de Marion Cotillard ¿Estamos?Pienso que por eso mismo, Macbeth del australiano Justin Kurzel se hace de menos: hombre, que estás adaptando a Shakespeare... no te las des de artista y le pises la cabeza con tu creatividad.Una película que aprovecha todas las maravillosas posibilidades técnicas que hay para impactar al espectador, a quien la información va a entrarle por ojos y oídos, básicamente. Por eso esa foto, por eso esas secuencias ralentizadas, por eso ese sonido hipnótico y esa música tan grande y tan grandiosa. Por eso la sangre, la muerte y la pérdida, recreadas como si fueran mucho más que dolor, rabia y sufrimiento.Macbeth habla de la ambición y de la crueldad; Justin Kurzel coloca el bloque de mármol que es el cuerpo de Michael Fassbender saliendo del agua y sabemos que se ha dado un baño que ha lavado su conciencia, pero ha congelado su alma. Optimización de recursos, digamos.Te extraño, Kenneth ¿por qué te has metido a dirigir historias de superhéroes, con lo bien que te iba contando a todos los públicos lo estupendo que puede Shakespeare?¿Por qué nos has dejado con esta panda de señores que agarran las complejísimas parrafadas de los textos originales y las trasladan a una pantalla cargadita de impresión (actores impactantes, efectos impactantes, música impactante)? Terminamos agotados y doloridos.Creo que no compensa.