Revista Cultura y Ocio
"Una gota de lluvia brillante cayó del cielo y fue descendiendo a través de la oscuridad hacia las luces temblorosas de la sucia ciudad portuaria. Las ráfagas heladas de viento del noreste la arrastraron hacia el lecho del río seco, que atravesaba la ciudad longitudinalmente, y la vía del ferrocarril clausurada, que la cruzaba en diagonal. Los cuatro cuadrantes en que se dividía la ciudad estaban numerados siguiendo el sentido de las agujas del reloj, y más allá de eso no tenían nombre. O, en cualquier caso, nadie lo recordaba. Si te encontrabas con alguno de sus ciudadanos muy lejos de allí, sin duda afirmaría que no se acordaba de cómo se llamaba su ciudad de origen".
Ya he comentado en este espacio otros libros de The Hogarth Shakespeare y las versiones de distintas obras de Shakespeare que están viendo la luz. En este caso, tanto Macbeth, la obra original, como Nesbo, el escritor encargado de revisionarla, me gustaban particularmente. Es por esto que hoy traigo a mi estantería virtual, Macbeth.
En la obra original Macbeth y Banquo son generales del rey Duncan de Escocia. A la vuelta de una campaña se topan con tres brujas que les hacen unas profecías en las que Macbeth será rey y Duncan engendrará reyes sin serlo. Macbeth observa que las profecías parecen cumplirse y, alimentado por su esposa, decide ayudar a que se cumpla aquella que le vaticinaba rey asesinando para ello a Duncan. Shakespeare desarrolla así una tragedia en la que la ambición de Macbeth y su esposa están servidas y parecen imparables.
Con esta obra de partida, y siendo de las más conocidas de Shakespeare, la tarea de Nesbo era complicada. Una tragedia clásica no siempre es fácil de llevar a la actualidad, sobre todo si incluye profecías, vaticinios y brujas, pero Nesbo lo hace y además, se lleva la novela a su terreno.
Nos alejamos del castillo de Escocia hasta una ciudad en la época postindustrial en los años setenta. El autor no llega a decirnos en realidad en qué lugar estamos, pero tampoco es necesario para reconocer la decadencia de aquellas ciudades cuya floreciente industria se marchitó y la delincuencia y las drogas tomaron las calles. Ciudades convertidas en suburbios a tiempo completo en las que las sobras daban lugar a historias oscuras a plena luz del día. En este ambiente de putas y callejones, los políticos son corruptos y los policías dudosos. Excepto Duncan, un hombre recto que tiene como fin limpiar el ambiente local. Macbeth aparece como policía SWAT de duro pasado y protegido de Duncan y su Lady Macbeth particular dirige el mejor casino de la ciudad. Y las brujas, tan relevantes en la obra shakespiriana, estarán relacionadas con las drogas. Hecate fabrica una sustancia terrible a la que todo el mundo parece ser adicta y sus brujas serán quienes, en lugar de profetizar el ascenso de Macbeth, se lo aseguren si permite el tráfico libre de esta sustancia llamada brew. Las drogas, supongo que pensó Nesbo que le permitían abrir ese mundo para normal de sensaciones y visiones a veces despegadas de la realidad que aparecían en la obra original.
Tenemos el personaje, el lugar, los papeles repartidos y la acción y a partir de ahí a veces Nesbo de despega un poco de la obra original. Es cierto que hay ambición y traiciones, pero Nesbo es un escritor de acción y eso es justamente lo que caracteriza a la novela, junto a la solidez de la trama y los personajes. De hecho es una novela que avanza sola, con un ritmo constante y escenas realmente espectaculares que se disfruta desde la primera página. Sin embargo, quizás los lectores más puristas de Shakespeare echen en falta esa tragedia interna del hombre arrasado por su propia ambición, e incluso protesten por algunos puntos en los que he sentido que el escritor ponía a prueba mi confianza en él. Sin problema, se supera la prueba a lo largo de esta novela en la que también la extensión es un signo diferencial, ya que si la comparamos con la original y lo habitual en Shakespeare, descubrimos por qué los personajes de Nesbo son sólidos: nos los explica. Y lo hace bien porque de este modo se asegura de estar en su terreno, ese que tan bien conoce y le ha llevado a ser un escritor superventas.
Macbeth es, en este caso, uno novela negra al más puro estilo Nesbo, ya que el autor no ha temido llevarse la tragedia a su terreno para meternos en los bajos fondos, las drogas y la corrupción. A fin de cuentas, ¿qué mejor lugar para poner a prueba la moralidad del poder?
Y vosotros, ¿os animáis con estas versiones?
Gracias.